Hoy cómo primera entrada del año voy a tocar un tema que no tiene relación ni con la fotografía ni con ningún animal en particular; tampoco toca tirar de sierra de calar ni dar un par de martillazos, hoy lo que toca es poner en práctica todo lo aprendido en todos esos brico-consejos de construcción de cajas-nido que os he mostrado aquí y aplicarlo en la ciudad que vivo.
Cómo decía en la anterior entrada relacionada con el Parque Isabel La Católica, no es que sea yo un verdadero ejemplo de ciudadano gijonés, más bien todo lo contrario: en cuanto puedo me escapo de la urbe y ,quitando el barrio en el que vivo, casi no sabría llegar sólo hasta el ayuntamiento de la ciudad. Vamos, que tengo asumido que aquí nunca me pondrán mi nombre a una calle...
Pero cuando uno recibe la llamada de Iván diciendo que hay que colocar unas cajas-nido en un barrio de esta ciudad, ni me lo pienso. Y es que el domingo 1 de diciembre nos juntamos unos cuantos con este propósito, y aunque muchos de nosotros ni nos conocíamos anteriormente (y el día no era de los más agradables meteorológicamente hablando) sí nos unía la misma idea de proteger, fomentar y conservar el Medio ambiente de forma desinteresada.
Yo, como el quien dice recién llegado a esta ciudad, del Parque Fluvial del río Piles apenas tenía noticias, por lo que fue interesante escuchar las historias de Iván (y demás gijoneses de nacimiento) de cuando ,siglos atrás, eran jóvenes e impulsivos y no viejos como ahora... y se bañaban o jugaban libremente por estos parajes.
Eso sí, todo ello antes de que el ladrillo, el césped y los edificios para la extinguida "clase media" arrasaran con todos aquellos bucólicos prados de las entonces afueras de la ciudad, divididos por el famoso río.
Yo no sé cómo se lo "montaron" los del otro grupo, porque no llegamos a contactar con ellos hasta casi el final, pero contar entre nosotros con el famoso Xuanín hizo que todo el proceso fuera digamos "más llevadero", pues además de ser uno de los clásicos de la conservación de las aves de la ciudad desde hace unas cuántas décadas, en persona es todo genio y figura. Aquí abajo lo vemos "concienciando" a un viandante que se acercó.
Hay que decir que la tarea fue bastante sencilla gracias a una buena escalera, unas manos siempre dispuestas a ayudar y sujetar, y unos árboles de buen porte, altos, rectos y llenos de hiedras, que pedían a gritos el poder albergar alguna de las cajas-nido dispuestas y cedidas por el Jardín Botánico de la ciudad para la ocasión. Nada comparable con las odiseas solitarias y lastimosas que me toca vivir cuando me pongo a ello en el pueblo.
Una vez que se terminó la faena colocando los nidales asignados, nos reunimos con el otro grupo, éste era más numeroso y formado también por las crías de los ejemplares adultos, así que cuando nos juntamos todos al final creo que podríamos haber seguido poniendo cajas hasta León... jajaja
Todo el que quiso tuvo oportunidad de colocar alguno de los nidales en los árboles, o incluso de escribir su nombre en ellos y por tanto, tener un vínculo o aliciente con la misión. Seguro que en la primavera ,cuando alguna ave decida anidar allí, hará más ilusión entre los jóvenes ver que ha sido en la caja que lleva su nombre, o que han colgado con sus propias manos. En la foto de abajo se puede observar que estaban todos súper atentos a mis movimientos arborícolas suicidas...
Alguno de los resultados fueron los siguientes:
Tras enumerar y apuntar las cajas para posteriores visitas y limpiezas, nos dirigimos a la parte importante de la jornada: el bar, en dónde pudimos además de abrevar, charlar largo y tendido hasta que se hizo la hora de irse a comer a casa.
Entrada relacionada con el tema, en el blog de Iván:
colocando-cajas-nido-por-el-parque
Hoy no me he enrollado mucho y espero poder actualizar con más frecuencia. Me queda solamente agradecer el poder compartir el momento junto a: Pablín, Germán, Victor, David, Alba, Silvia, Dario y Maya, pues son la semilla verde de un futuro negro que se me antoja yermo en el ámbito medioambiental. Bueno y también a esos adultos que los acompañaban: Mireya, Fernando, Laura, Marta, César, Xuanin, Ángel, David, Yoli, Laure y mi medio yo: Tamara.
Cómo dice mi buen amigo Haritz: "Porque además de observar, hay que conservar"
;)