Aunque la casa del pueblo está a menos de un kilómetro en línea recta del Mar Cantábrico y las gaviotas costean por encima de mi tejado, me he considerado fundamentalmente "más de monte que de arena", esto es una contrariedad puesto que mi infancia básicamente ha transcurrido al lado de un bote de Nivea y un bocata lleno de arena en la orilla de cualquier playa llanisca.
Vivir actualmente en una ciudad costera como Gijón y tener una novia "playera" tampoco me ha ayudado mucho a apaciguar este "instinto montuno", pues siempre que hay que planear una escapada, planificar un domingo libre etc. siempre la primera idea mía es marchar hacía la montaña.
Vivir actualmente en una ciudad costera como Gijón y tener una novia "playera" tampoco me ha ayudado mucho a apaciguar este "instinto montuno", pues siempre que hay que planear una escapada, planificar un domingo libre etc. siempre la primera idea mía es marchar hacía la montaña.
Y es que además de tener que "carretar" con el equipo hasta allá arriba, depender de la climatología cambiante y de la época del año en la que nos encontremos, toca muchas veces buscar pequeñas aves esquivas que se cobijan en la inmensidad de las praderas, laderas o montañas y además acceder a ellas muchas veces no es tan fácil cómo moverse por otros hábitats. A veces es lo más parecido a buscar una aguja en un pajar.
Por lo tanto, si queremos observar a este ave no solamente debemos de procurar ir en unas fechas adecuadas en el año, sino que también hay que coger altitud y seguramente subir algún puerto o montaña. Aún haciendo todo esto, no tenemos asegurado su observación puesto que su número o su localización puede varíar de una temporada a otra.
Este año he ido a buscarlo en teoría a zonas idóneas, en su época justa y con observaciones anteriores de otros años en aquel mismo lugar, y en cambio no lo he visto. Por el contrario a pocos kilómetros (o incluso en la ladera de enfrente) es un ave que abunda, aunque ojo: nunca en grandes números.Al escribano hortelano, al igual que a muchos parientes de la familia (Escribano montesino o el amarillo y precioso E. cerillo) le gusta el "matu": matorral de escobales, piornal y pequeños árboles que le sirven de perchas, también espinos y arbustos que resisten el paso del tiempo y la mano del hombre o de la cuerna del rumiante.
Laderas bien orientadas, soleadas y con algo de inclinación, todo esta mezcla sea tal vez el lugar adecuado para buscar a este precioso ave. Una vez escogido el posible lugar en el que puede habitar y llegado a él, tocará tirar de prismáticos y con paciencia y suerte (y algún rayo de sol que anime la fiesta...) esperar a que por alguna percha de matorral o árbol, o quizás en una piedra destacable de aquella ladera, aparezca algún simpático y rechoncho hortelano cantor.
Lo bueno de la especie es que es un ave relativamente colorida y de buen porte si lo comparamos con otras especies, y bien parece que no se esconde ni vive oculto cómo otras aves del hábitat alpino. No difiere en exceso del comportamiento de los otros escribanos montanos, por lo que si estamos acostumbrados a observar a éstos, ahora tan sólo nos quedará amoldarnos a un ave de la misma familia, pero más escasa y estival.
Salvo en Sierra Nevada y quizás algún otro punto aislado, la especie habita más bien en la mitad del norte peninsular, esta distribución se debe a la selección de hábitats de montaña en los principales macizos montañosos (Cordillera cantábrica y Montes de León, Sistema Central, Pirineos, Sistema Ibérico o Sierra Nevada).
La población europea y asiatica de esta especie es migradora de largo recorrido, desplazándose a África a invernar (África oriental Sudán, Abisinia, Somalia, Eritrea, Nigeria y Senegal) durante este paso el ave es tristemente famosa por ser cazada para ser comida, sobretodo por nuestros apreciados vecinos franceses, tan gastrónomos ellos...
Escribano
Ave que puede habitar en diferentes ambientes, desde el nivel del mar hasta superar ampliamente los 2.000 mts. en teoría prefiere zonas de media montaña, con espacios abiertos y que tenga algún posadero. También podemos encontrarlo en los bordes de cultivos o huertos de pueblos de media montaña, que debe ser por ello lo de denominarlo "hortelano", aunque yo eso de verlo por los huertos no lo veo claro hoy en día, tal vez cuando lo bautizaron sería una especie abundante en paso y aprovecharía el recurso de buscar alimento en las huertas de los pueblos.
El E. hortelano no pierde el tempo cuando llega aqui, ya que a finales de mayo ya está manos a la obra con el tema de perpetuar la especie y suele terminar a mediados de julio. El nido lo realiza en el suelo, protegido por las vegetación o incluso entre piedras.
Cómo en muchas otras especies es la hembra la que básicamente se dedica a estos menesteres (unos 14 días de incubación) aunque en la alimentación de los pollos también participa el macho de manera secundaria. A los 10-14 días los pollos ya abandonan el nido y a la semana de volar ya suelen independizarse. Los juveniles son dificiles de distinguir de otros escribanos hasta que alcanzan el plumaje de adultos allá por el otoño. Si se han dado la suficiente prisa cabe la posibilidad de una segunda puesta.
Una vez localizado solamente quedará observarlo tranquilamente, pues no es ave de grandes vuelos o maniobras, sino que parece tener queherencia a un mismo espacio, sentarse y escuchar su bello trino en la inmensidad (y a veces en el silencio) de la gran montaña.
Como es costumbre en esta casa os dejo un breve vídeo del bicho. (si lo veís en HD casi que mejor...)
Gracias por las visitas y los comentarios.
Un saludo!!
Que entrada más guapa de un pájaro especialmente bonito¡.
ResponderEliminarEnhorabuena
Un saludo¡
Pablo
Hola Pablo, me alegro de que te haya gustado la entrada, la verdad es que es un páxaro bien guapo de porte y colores y en un hábitat que lo hace diferente. Un saludo !!
EliminarMuy guapa entrada Juan...Es un pajaro muy guapo y cada vez más escaso..en parte porque a los gabachos les gusta muchísimo... el más amplio sentido de la palabra.
ResponderEliminarSalud!!
Hola Xurde, pues si que parece que va escaseando, debe de ser dificil eliminar un hábito que lleva seguramente arraigado cientos de años, muchas veces nos quejamos de nuestra gente, pero los de al lado tampoco es que lo hagan muy bien...
EliminarCuando acaben con los hortelanos comerán gorriones...
Un abrazo!!
Una gozada de ave. Yo siempre lo veo en la NAvarra media que difiere muy mucho de la Montaña como tal y de ese ambiente donde tu lo ves.
ResponderEliminarEl unico Escribano migrador, esperemos que esa estrategia evolutiva no sea su fin....
Saludos camperos!