23 de marzo de 2014

LOS ÁLCIDOS

Hola amigos/as hoy volvemos a la senda habitual del blog y vamos a hablar un poco de algunos miembros de la familia de los Álcidos
Concretamente vamos a hablar del Alca, del Arao o del Frailecillo atlántico, aves que ,en mayor o menor medida, nos visitan durante el invierno o pasan por nuestras costas de paso durante su migración, y que además desgraciadamente han sufrido como nunca los embates de los últimos temporales.
Cómo digo todos los inviernos en el Mar Cantábrico nos encontramos con alguno de los representantes más numerosos de esta familia: Alcas y Araos en nuestros puertos y ensenadas, aguas tranquilas en dónde por otro lado encuentran descanso, refugio y alimento fácilLos Alcidae son lo que yo entiendo con mis conocimientos limitados como los "pingüinos del Norte", si bien a pesar de que el teléfono de emergencias recibe numerosas llamadas todos los inviernos sobre gente que encuentra "pingüinos" en las playas, son realmente Alcas, Araos y Frailecillos (éstos últimos en menor número) que a pesar de tener ciertas características morfológicas con los pingüinos del hemisferio sur, sin embargo han sufrido una evolución convergente (evolución que es independiente a pesar de estructuras similares).
Por tanto uno de los muchos alicientes que tenemos en nuestros tristes, lluviosos y fríos inviernos norteños cantábricos es acercarnos a las ensenadas y puertos marinos en busca de estas singulares aves. No todos los inviernos nos visitan con la misma abundancia y variedad, pues puede haber años en los que apenas se dejan ver por nuestras costas y otros inviernos en los que en cambio aparecen en gran cantidad y variedad. Al parecer esto puede ser debido a unas malas condiciones meteorológicas, agravadas si éstas son frecuentes o coinciden en el momento de su migración o de su muda, también influye en cómo les ha ido ese año en la temporada de cría en el Norte etc. Normalmente se suele alternar años malos en los que apenas se dejan ver, con otros en los que nos acostumbramos a verlos entre los barcos casi cómo otro ave marina más.
Este año tristemente nos hemos hinchado a ver Alcas y Araos y digo tristemente pues la mayoría de aves que hemos observado estas pasadas semanas estaban o muertas o en malas condiciones. Y es el que el invierno este año en tierra ha sido realmente invierno, pero en la mar ha venido muy duro, solamente hay que recordar cómo las rachas de temporales, récords de olas y galernas se sucedían uno tras otro superando la docena.
Éstas bellas aves viven prácticamente en el mar todo el año desde que nacen hasta que mueren, pisando tierra solamente para criar. Si uno se fija detalladamente en la morfología de su cuerpo se ve claramente que esta diseñado para flotar, nadar y bucear cómo si de un torpedo se tratase, lo que la hace un ave marina con una eficacia de pesca que deja perplejo a quien tenga oportunidad de observarlo en plena faena, incluso en malas condiciones o escasa visibilidad bajo el agua. Sin embargo poco o nada tienen que hacer frente a las temibles galernas (lo que ahora se llama modernamente "ciclogénesis explosiva", que mola más decirlo) pues el desgaste físico de vivir en un duro hábitat cómo es el marino, unido a la ausencia o imposibilidad de pescar por las malas condiciones de la mar, todo esto les hace debilitarse poco o poco, enfermar y casi irremediablemente morir en nuestras costas.
Le podemos añadir los peligros típicos que sufren las aves que inician cada año un viaje migratorio de miles de kilómetros, lleno de esfuerzos y riesgos a partes iguales, o que muchos de los álcidos que invernan en nuestras aguas se encuentran imposibilitadas de poder volar dado que en esos momentos coincide con su momento más delicado del año: la muda de sus plumas, por lo que muchas no solamente no pueden comer, sino que tampoco pueden en estos momentos volar hasta que se desarrollen sus nuevas plumas, y poder esquivar así los temporales cómo podríamos pensar en un principio viniendo de un ave que puede trasladarse miles de kilómetros.
Así que tristemente a la población habitual de álcidos que suele arrimarse a nuestras costas, se le han unido este invierno gran cantidad de ejemplares de Alca (Alca torda) y especialmente cientos de ejemplares de Arao (Uria aalge) que bien por su estado de muda, por sus características propias o por su migración, parece que les ha tocado la peor parte de los temporales pasados, pues sin duda parece que ha sido el ave de la familia que más bajas y peor parada ha salido de estos duros embates. Pues o bien ya han llegado muertas apareciendo entre los restos de la marea, o bien moribundas falleciendo posteriormente.
Muchas de estas aves heridas, debilitadas o enfermas han sido recogidas en las playas por autoridades, asociaciones o simples particulares para intentar ayudarlas y recuperarlas, pero siendo sincero me produce hasta verguenza reconocer que tambien otras muchas han sido acosadas y atacadas (especialmente en zonas de playas urbanas) por algunos dueños de perros y gentes "singulares" que por otro lado no merecen malgastar más palabras aquí. 
Además otras aves que deciden arribar en los puertos tienen que enfrentarse al añadido de encontrarse aquí con el temible y abundante nylon de redes y aparejos o con la contaminación de residuos, carburantes o plásticos de estos espacios, y por si no fuera poco a algunos de los pescadores no profesionales que (a dos cañas por barba y día sí y día también) enganchan involuntariamente con sus aparejos a estas aves, primando casi siempre en estos casos la recuperación del aparejo antes que la salud del ave enganchada. Aunque también he de decir que hay pescadores que tienen pericia en soltar al ave enganchada sin que ésta sufra mayor incordio que un pequeño paseo y sobeteo humano antes de devolverla al agua.
Respecto a las aves muertas, aunque nada se pueda hacer ya por ellas, se promueven desde distintos organismos el censo y análisis de las aves muertas orilladas en nuestras playas, estableciendo un protocolo conjunto de actuación para realizar una estimación o un futuro estudio que demuestre los daños reales que producen éstas bajas en las poblaciones mundiales, temporada de cría, edad y sexo de los individuos etc.
Temporales y mortandad de aves marinas
Por lo que se han calculado que este invierno solamente entre el sur de la Gran Bretaña, costa francesa y norte cantábrico habrá unas 100.000 aves muertas, tragedia comparable a los "hilillos" del Prestige...
Siempre digo que encontrarse un animal muerto es una auténtica pena pues todos deseamos verlo vivo, pero tristemente hay que reconocer que es la única oportunidad que tendremos de poder observar y estudiar de cerca (y con todo detalle) a estas singulares especies, y que además difícilmente podríamos ver en el caso de encontrarlas vivas, en su hábitat.
Foto cedida por David álvarez
Respecto a las aves que se encuentran vivas en este caso hay que sincerarse y decir que su recuperación es muy complicada porque primeramente en general las aves no es que sean sencillas de manejar o de tratar en el caso de enfermar, sus órganos y metabolismo son diferentes a otros animales, por lo que en definitiva no funciona eso de aplicar lo que funciona en otro animal, aplicarlo en éste. 
Por otro lado las aves que llegan vivas a nuestras costas lo hacen en una situación límite o terminal, por lo que a pesar de hacerlas comer, darles calor y procurarles atención y esfuerzos, acaban casi siempre muriendo. Esto hizo que durante muchos años cuando me encontraba con este tipo de aves caminando por las playas o bien avisaba a las autoridades para que se encargaran de ellas o en otros casos, dependiendo de su situación, las dejaba a su suerte procurando eso sí hacer todo lo posible para su seguridad y tranquilidad. No es que sea un cabrón sin sentimientos por hacer esto último, pero cómo digo la recuperación ,incluso con las mejores intenciones y hasta con los medios adecuados, en este tipo de aves y en estas condiciones en las que llegan, es mínimo
Te encuentras muchas veces con el dilema de tener un ave agonizante y preguntarte si merece la pena que termine muriendo en un maletero de un coche, dentro de una caja de cartón, seguramente extresada por su manipulación etc. o en cambio darle la oportunidad de vivir los últimos minutos de su vida de manera tranquila y en su medio natural. Cómo digo es un dilema que me he econtrado muchas veces. En cambio otras veces son aves que simplemente necesitan unas horas de reposo, en aguas tranquilas y que una vez recuperadas, descansadas y terminado el temporal de turno, se recuperan por sí solas y prosiguen su vida. ¿Merece la pena por tanto recogerlas? Pienso que no, a pesar de nuestras buenas intenciones en este caso la natura debe de seguir su curso. Sin embargo este año he colaborado de la otra manera, haciendo de buen samaritano, pues la aparición de aves vivas y muertas ha sido algunos días casi catastrófico aquí en el Norte peninsular, con cientos de aves orilladas pocas veces vistas, contándose por decenas las aves aparecidas en una sola playa un día, y otras tantas muertas en la marea del día siguiente en el mismo lugar.
El primer ave que se recogió fue una especie peculiar y poco frecuente aquí, salvo en la lejanía de los pasos migratorios o algún ave "tocada" que se acerca a la costa, me refiero al  Frailecillo atlántico (Fratercula arctica).
Esta bella ave marina siempre es una de las que aparecen en toda galería de fotógrafo de la naturaleza que se precie, todos recordamos la estampa del "loro de mar" en un acantilado escocés y su singular y colorido pico lleno de pececillos.
Cómo digo no cría aquí y siempre la observamos, pues su invernada la tiene fijada en otros lugares más lejanos de nuestras costas y cuando inverna en aguas cantábricas lo hace en menor número, convertida en esta estación en ave pelágica y evitando siempre que pueda la costa. Los años que coincide que la vemos por aquí siempre se corresponden con aves solitarias, enfermas y en condiciones pésimas, que generalmente acaban muriendo al poco tiempo.
En este caso el Frailecillo que se recogió tuvo desgraciadamente esta misma suerte, aunque ante todo he de reconocer que se pusieron todos los medios, atenciones e intenciones por evitar su triste final y que sinceramente en ningún otro lugar podría haber recibido. Incluso se consultó a diferentes veterinarios, biólogos y gente experta en la materia para tener una diversidad de opiniones, métodos, alimentación y cuidados.
He de reconocer que es bastante frustrante ver cómo a pesar de verlo aparentemente bien, de no estar petroleado, de bañarse y acicalarse el plumaje e incluso de comer vorazmente (el metabolismo de estos bichos es alucinante) al final por desgracia terminan viniéndose abajo sin causa aparente y muriendo, pese a toda atención y esfuerzo.
Siguiendo con lo anteriormente señalado esto al menos nos ha servido para poder observar y conocer mejor durante días a esta bonita y poco frecuente ave, procurando interferir lo mínimo y realizando las fotografías que os muestro en una sola ocasión y por breves momentos. En estos casos ,y a pesar de la singularidad del ave y la oportunidad quizás única de tenerla cerca, cuenta más su estado y cuidados antes que una simple fotografía. Además ver un ave así tampoco es que al menos a mi me entusiasme demasiado el resultado de las mismas, dada la sittuación grave del ave enferma.
Por la forma de su pico y sus profundas y abundantes marcas en el mismo y el estado de sus plumas secundarias, nos encontrábamos ante un ave adulta y en plena muda a la que uno de los temporales más duros del año seguramente la cogiera en el peor momento de su ciclo, es decir sin capacidad para poder volar y escapar y que seguramente también con dificultades para conseguir alimento.
Aparte del llamativo pico, que es fuerte y funciona como una verdadera tenaza (buenos picotazos llevé...) destacaría de este pequeño ave marina su ojo y sus pequeñas patas. Además de que a pesar de encontrarse débil, contaba con una extraordinaria fuerza en sus alas, pues es gracias a ellas nada y bucea  por debajo del agua con tanta soltura y eficacia.
Otra de las aves que he colaborado en poder ayudar es evidentemente el Arao, especie tristemente protagonista de estos temporales al ser el ave que como ya he dicho ha aparecido en mayor número
En este caso nuestro ejemplar era un Arao singular puesto que casi siempre que observábamos a los Araos aquí, eran aves invernantes con plumaje inmaduro o no nupcial, que en el momento de completar su muda ya habían marchado y por tanto no solíamos tener la oportunidad de observarlos con el "plumaje guapo". Sin embargo, "gracias" a los temporales y su incidencia en el Arao, se han podido observar y recoger ejemplares adultos con plumaje nupcial desarrollado por completo o casi.
Uno de esos primeros ejemplares que apareció con estas características fue el que pasó por mi coche con noble intención de sacarlo de la playa y que recibiera unos cuidados adecuados. 
Valorando su estado se veía que tenía posibilidades de sobrevivir, cosa que poco a poco felizmente ha ido consiguiendo gracias al cuidado que se le ha proporcionado, ganando peso y fuerza. Actualmente tras pasar lo peor de los primeros días, se encuentra atendido por un veterinario y supongo que no tardará mucho en ser devuelto al mar cuando lo crean oportuno.
Al poco de llegar éste primer Arao, se recogió un segundo ejemplar que llevaba unos días por la Playa del Arbeyal (Gijón)
Fototesoro
También con plumaje nupcial y caracteristicas que lo hacían un tanto diferente al primer ejemplar recogido de la misma especie, quizás era un macho o de otra subespecie diferente.
El caso es que se aplica eso de: "dónde caben dos, caben tres"...
Fotos cedidas por Yoli y Laure:
Aplicando esto me cuentan que ambos Araos interectuaban bien juntos, eso sí tenían también sus momentos de paz/guerra como todo bicho, pero que en definitivas cuentas se apañaban de lujo entre ellos dos. Supongo que al igual que los humanos, no será lo mismo pasar las enfermedades o necesidades sólo que al menos junto a otro de tu especie.
Finalmente dado el buen estado de este segundo Arao y antes de que destrozara la casa dada su vigorosidad , se procedió a soltarlo en las aguas marinas una vez comprobado que había ganado peso en estos días de cuidados y que no se calaba al sumergirse.
No he tenido la oportunidad de seguir muy de cerca este segundo caso, pero lo he disfrutado cómo si fuese así.
Tener a tú cuidado un ave de este tipo y características no es nada fácil y hay que reconocer que no esta a la altura de cualquier persona, por mucha voluntad que tengamos, hay que ser consciente de ello desde el primer instante, valorar fríamente nuestras cualidades y medios que podemos ofrecer ante una situación así, pues nos encontraremos con un ave (que ya no es de por sí fácil cuidar o manejar) además marina (peor aún) y muy debilitada, que tiene muchas papeletas de fallecer. 
Además su metabolismo hace que haya que alimentarla constantemente, a cada pocas horas e incluso bañarla a diario. Con todo esto quiero decir que no es un jilguero caído del nido y no sé si habrá muchos pisos o personas que puedan dedicarle todo este tiempo y medios. No todos (yo me incluyo) aunque queramos y tengamos buenas intenciones podemos reunir estos requisitos necesarios y creo que no pasa nada, por lo que lo recomendable antes de aparecer en casa con un ave tan peculiar y en esas condiciones es avisar a la autoridad competente y que se encarguen ellos, pues seguramente tengan mejores medios, conocimientos y estén más habituadas al manejo de estas aves y en las condiciones en las que llegan.
A pesar de que Asturias, por mucho Paraiso Natural que se quiera vender fuera, no cuente en la actualidad con un centro de recuperación de aves (aunque la millonada se la han gastado en el edificio...) y que tal vez muchas administraciones ni quieran ni puedan atender a estos animales heridos, casi siempre encontraremos a algún profesional que quiera molestarse en hacer su trabajo, que por otro lado debería de ser vocacional. Solamente es cuestión de dar con la tecla adecuada.
Unos vídeos:
Si encontráis algún ave debilitada que creáis que debe ser tratada, lo primero es avisar al organismo competente o bien llamando al 112 para que vayan a recogerla. Normalmente las aves en esos momentos se encuentran débiles y con hipotermia, por lo que es bueno que mientras vienen a buscarla, proporcionarles calor de alguna forma (calefacción del coche, botellas con agua caliente, mantas..) procurar no alterarlas, manipularlas lo indispensable, buscar un lugar con tranquilidad/ seguridad (caja de cartón amplia y ventilada).
Si en esos momentos no pueden venir a buscarla y deben de pasar un tiempo en vuestras manos, lo principal es el calor, tranquilidad y la hidratación, esto lo lograremos mediante una sonda (si es necesario) y con suero (se vende en todas las farmacias). No conviene que el animal coma hasta pasadas unas horas, pues aunque pensemos que le estamos haciendo un favor igual ocurre todo lo contrario y ser contraproducente. 
Gracias por vuestras visitas y vuestras letras.
Un saludo!!

5 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias Pablo, alguno de los que aparecen te resultarán conocidos.
      un saludo amigo

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  2. Ha sido muy triste ver tantos muertos, al menos me queda el consuelo de haber contribuido a recuperar alguno.
    Te dejo el enlace aunque supongo que lo habrás visto.
    Un abrazo.

    http://lacuevadeltasugo.blogspot.com.es/2014/03/historia-de-un-arao.html

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    Respuestas
    1. Hola Tasugo!!
      Claro que lo he visto pero no tengo mucho tiempo últimamente para comentar, es una de las tareas pendientes que tengo, ha sido un desastre para estas aves marinas. Esperemos que no repercuta en el futuro.

      un saludo

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