5 de enero de 2016

VACACIONES EN MURCIA

El pasado mes de noviembre agotamos la últimas vacaciones que nos quedaban y tras barajar varios destinos "apasionantes" que se resumían en: quedarse en casa o marchar de nuevo para el pueblo como en el pasado verano... Finalmente ante este fantástico panorama se nos apareció la Virgen cuando a última hora surgió la tercera opción: irse a Cartagena a ver a los suegros. 
He de confesar mi profunda ignorancia en cuanto al desconocimiento total de aquellas tierras lejanas y cayendo en todos los tópicos posibles, sin embargo también reconozco que en cuanto me puse manos a la obra buscando información y hablando con la gente, el semblante de la cara me fue cambiando y los lugares para "pajarear " por allí se multiplicaban e incluso ya era cuestión de descartar algunos por falta de tiempo.
Otra de las ventajas era que "la santa" me dio correa suelta por lo que pude hacer y deshacer a mi antojo durante aquella semana de vacaciones, cosa imposible si el destino hubiera sido otro, así que de esta manera pude visitar el 80% de los lugares a los que todo "pajarero" debería de acudir si se encuentra en la Región Murciana.
Si he de empezar esta crónica por un sitio concreto nada mejor que hacerlo de una manera cronológica, ya que desde mi "campamento base" fijado en una urbanización cercana a La Manga, las Salinas de San Pedro del Pinatar aparecen cómo el destino más importante. Tenerlas tan cerca fue uno de los mayores "subidones" de las vacaciones dado que incluso tuve oportunidad de escaparme en dos ocasiones diferentes hasta allí y así redimirme de todo aquello que no vi en la primera visita o que no tuve tiempo de ver.
Mi primera visita a las Salinas fue tan interesante y fructífera que nada más cruzar la rotonda de acceso a las mismas me quedé literalmente allí el resto del día, a un lado y al otro de la carretera, con las diferentes salinas a los lados.
Mis objetivos fijados para ese lugar eran: Flamenco, Avoceta, Cigüeñuela, Tarro blanco, Gaviota picofina, algún limícola etc. Increíble el acercamiento de la mayoría de las especies que pululaban por allí, impensable aquí en el Norte. Un ejemplo:
Fue una verdadera tentación nada más llegar y encontrarme con los jóvenes flamencos con ese aspecto de "atontados", tan confiados en la orilla de la carretera, sin ningún tipo de separación entre nosotros y con una buena luz... Aunque los adultos ya es otro cantar y se mantenían a distancia, aunque entre tanto bicho alguno siempre se despista y termina entrando dentro del visor a una distancia "aceptable":
Pero los verdaderos protagonistas eran sin duda los ejemplares jóvenes. NOTA: Debéis de comprender que para un asturiano observar este tipo de aves supone todo un acontecimiento, así que a continuación os toca "turra" de fotos de Flamencos...
Yo de verdad que en mis adentros quería seguir avanzando y conocer el resto de salinas, pero cuando me quería poner en marcha en la otra orilla me esperaba el Avetorillo oculto en el carrizal, ave mitad pájaro raro mitad carrizo, imposible de fotografiar incluso para el enfoque de una Nikon, encima de él y ajenos a su presencia un pequeño grupo de Escribano palustre y por el aire de cuando en cuando me sobrevolaban las Gaviotas piconas, para acabar aterrizando cerca de mi posición:
A cada paso que daba en cada nueva salina una nueva especie de ave me esperaba, por ejemplo en la siguiente salina estaban las ruidosas Cigüeñuelas y algún limícola que correteaba por la misma orilla de la carretera por la misma que transitaban coches y camiones continuamente. 
Y en la de más allá una legión de Avocetas se desperezaban y comenzaban a alimentarse incesantemente. No es que sean los bichos más mansos y confiados que haya visto pero entre tanta ave junta (y con un poco de paciencia) alguna despistada se fue acercando lo suficiente como para que saliera decente en las fotografías. Ya veis con lo que se conforma uno, pero una de las ilusiones que tenía en esta visita era poder ver una Avoceta cerca...
Cuando ya llevaba media mañana y unos 8 Gigas consumidos decidí dar una vuelta general por el resto de salinas y espacios. Me acerqué hasta los observatorios situados al lado de la carretera, en líneas generales no es que viera un gran número o diversidad de especies allí pero me hice a la idea de cómo debió de ser aquello meses atrás, cuando las aves criaron, veranearon o simplemente descansaron por allí. 
Observé los mismos posaderos y lugares antaño utilizados por Charranes o Pagazas pero ahora allí solamente, al margen de las gaviotas, me acompañaba un grupo muy cercano de Zampullín cuellinegro y algún pariente chico
Aquí hago un inciso: cuando salí de Gijón tenía una lista de unas 20 aves que pretendía observar en Murcia por primera vez, evidentemente todos cuando salimos de casa queremos ver lo que no tenemos por aquí, aves no presentes aquí en el Norte o que se ven de manera muy escasa o simplemente: no se ven, pero al margen de los "bimbos" también hice una lista paralela con unas 10-15 aves que ya había observado anteriormente, pero con intención de verlas ahora de una manera más cómoda, más cercana o en un mayor número de ejemplares. Dentro de esta lista de las "ya vistas" estaban por ejemplo los mencionados Flamencos, a los que pude observar en Doñana, pero al oscurecer y en casa Dios:
Observar aves nunca vistas emociona e ilusiona pero también lo es ver por ejemplo a las Avocetas, las cuáles solamente he visto en un par de ocasiones, por ejemplo en la Ría de Villaviciosa, pero siempre escasas, breves y muy lejanas...Envidiando la belleza de las fotos que veía de los colegas por Internet.
También mismo caso con los Zampullines, tanto el Z. común como especialmente el Z. cuellinegro, éstos últimos siempre les dedico alguna mañana cuando vienen a invernar en la Bahía de Gijón, pero generalmente (y salvo un golpe de suerte) lo hacen de manera lejana, en días de invierno de poca luz y en las intranquilas aguas marinas cantábricas. Nada que ver con el número y sobretodo: la cercanía de los ejemplares observados aquí en las Salinas.
 O los esquivos Zampullin común, a los cuáles todos los años les cae una visita, pero siempre con ejemplares aislados, lejanos y desconfiados.
El tercer caso es el de las Cigüeñuelas ya que por fortuna también en la Ría de Villaviciosa contamos con la única población reproductora de todo Norte (por cierto este año fue un auténtico desastre) pero nada comparable con observarlas aquí, al borde de una carretera y a tiro piedra.
Otros limícolas que fueron apareciendo ya eran familiares por servidor, como por ejemplo este cercano y confiado Combatiente:
Me quedé con ganas de recorrer el resto de las Salinas, pero el tiempo era limitado y tuve que marchar. Al siguiente día cambié radicalmente de hábitat, madrugué y me fui hasta Alhama de Murcia para visitar los Saladares del Guadalentín, es decir: unas 2.600 hectáreas en las que predomina la estepa salina. Espacio singular que fue declarado ZEPA en el año 2.001. 
El lugar en sí como tal impresiona por sus características singulares y su gran amplitud que en nada se parecen a las norteñas que piso normalmente, sin embargo el desconocimiento del lugar y especialmente mi declarada nulidad en este tipo de hábitats hicieron que ya de mano las expectativas y los objetivos "pajareros" del día no fueran muy altos. 
Por ejemplo me contentaba con ver alguna ave esteparia tipo Ortega, de los que pude observar malamente una pareja en la lejanía, perfectamente camuflada con esa pose de piedra o terrón de tierra inmóvil, con la fortuna de que un gran tractor las levantó y pude observarlas volar a placer. Aparece tumbado en el centro de la fotografía:
A la hora de llegar allí comprendí que tenía pocas opciones de ver algo de manera decente puesto que las aves parecían oler el coche a kilómetros de distancia y levantaban vuelo para perderse en la inmensidad sin dar opción ni a saber de qué especie se trataba. 
Por otro lado el calor reinante hacía que con el telescopio o con los prismáticos hubiera una gran e incómoda reverberación ya a media mañana, mala para la observación pero pésima para la fotografía. Así que por ejemplo la apreciada Terrera marismeña o los diferentes Aláudidos y demás colección de "pequeños pájaros pardos" fueron una auténtica tortura en cuanto a su localización, intento posterior de identificación y lo de la fotografía vamos a dejarlo para otra ocasión….Simplemente desesperante. Por aquí abajo en teoría en la foto se aprecia una Terrera marismeña:
Menos mal que siempre nos quedarán las cercanas Cogujadas...
Así que comprendiendo que por tierra lo tenía jodido, me dediqué a otro de los objetivos del día: las aves rapaces. Buen sitio este para ellas a juzgar por el número y la variedad que pude encontrar en unas tierras aparentemente yermas: Halcón peregrino cazando, el omnipresente  Cernícalo común, una hembra de Aguilucho pálido, Mochuelo en las piedras apiladas, un lejano Elanio o finalmente una impresionante Águila real comiendo psada en un poste lo que interpreté como un conejo/liebre. Lástima que no coincidiéramos más cerca…
Con toda esta "artillería" con plumas buscando por arriba contínuamente víctimas en el suelo, empecé a entender que el resto de aves de los saladares fueran tan tímidas y tan esquivas. Solamente había que mirar la cara de esta preciosa Liebre, para saber que cualquiera que se mueva por el suelo corre un gran riesgo de formar parte del desayuno...
El segundo problema que me encontré fue el barro, las cuatro gotas que caen por allí hacen que los caminos se conviertan en barrizales, auténticas trampas para los coches. De esto fui convenientemente advertido por un par de autóctonos del lugar, que con toda la buena voluntad del mundo vinieron hasta mi posición para advertirme de que tuviera cuidado pues unos días antes tuvieron que remolcar a varios "pajareros" que se quedaron literalmente tirados en mitad de la nada. Este hándicap también lo encontré en otras salidas por la región, incluso me tocó empujar a alguna furgoneta atascada. 
Pero por fortuna (y con algo de pericia) salí del paso de las situaciones complicadas que me fui encontrando con el coche mientras recorría las llanuras, lo que no quita que esta circunstancia hiciera que estuviera más centrado en no quedarme tirado que propiamente en dedicarme a buscar aves. Fueron un par las veces que tuve que dar la vuelta a mitad de un camino, los aparentes charcos inofensivos que iban surgiendo no dejaban de ser una masa fina de barro que hacía que los neumáticos perdieran adherencia y te dejaran tirado de manera aparentemente absurda.
El último de los inconvenientes de la visita fue el propio desconocimiento del lugar, inmenso, con miles de metros cuadrados con caminos, senderos y pistas que lo atraviesan algunos aptos para un coche, otros que parecían serlo en un principio y que luego se convertían en impracticables o sólo aptos para tractores. En este medio complicado y sin tampoco conocer que puntos eran buenos y cuáles no para observar aves, encontrar bichos en definitiva era como buscar una aguja en un pajar, por lo que tampoco me lo tome muy en serio y me dediqué a conocer el lugar.
Uno de los objetivos (siempre teniendo en cuenta la fecha y las aves que nos podemos encontrar allí) era observar a las Currucas que normalmente no tenemos por el Norte, especialmente tenía interés en buscar a mi primera Curruca tomillera o simplemente a la más común Curruca carrasqueña, y si bien encontré bastante territorios de la primera de ellas, lo de acercarse o fotografiarlas como digo ya era otra historia completamente diferente por lo anteriormente comentado. 
Antes de irme tuve la inmensa fortuna de toparme con una pareja en las matas que crecían de una especie ruina de casa al lado de un camino, por lo que desde el coche y con mucha paciencia pude observarlas y fotografiarlas a placer mientras pululaban por las matas y entre las piedras. Sin duda lo del Águila real comiendo en el poste, el lance del Halcón peregrino hambriento y esto fue lo mejor de la visita a los Saladares.
También fue un gran momento cuando logré observar a simple ojo al Alcaudón real, posado en el que yo creo que era uno de los contados árboles del inmenso lugar. Normalmente los Alcaudones que he visto aquí en Asturias han sido pocos, esquivos y observados de manera muy lejana. No es que éste se me posara en el hombro ni fueran las mejores fotos de mi vida pero además de abundantes por estos lares, a mi me parecen que los alcaudones de aquí están más acostumbrados a la presencia humana y su trasiego
En definitiva si acudí a los Saladares de Guadalentín fue más bien por lo paisajístico y lo "exótico" del lugar a los ojos de un ástur, conocer un hábitat completamente diferente y desconocido de mi querida Asturias, que por las propias cifras o las especies de aves que me esperaba encontrar por allí en esta época. 
Ya en Gijón no me había hecho muchas ilusiones cuando programé esta visita en concreto, así que tampoco salí defraudado del lugar. Sitio totalmente recomendable si sabes por dónde moverte, tienes tiempo suficiente para conocerlo en más de una visita y finalmente: mejor ir en compañía hasta allí, pues uno solo pasa más tiempo conduciendo procurando no perderse (o quedarse tirado) que propiamente buscando bichos.
Cambiando nuevamente de hábitat la siguiente escapada fue para visitar el denominado Parque de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila, muy cerca de mi "campamento base" en La Manga. Dado que en esta ocasión no tenía mucho tiempo libre, me concentré en ir a tiro fijo hacía las famosas Salinas de Rasall y sus inmediaciones. 
Las especies con las que contaba ver por aquí eran: la Gaviota de Audouin, Currucas varias, Chorlitejo patinegro, "pájaros pardos" varios, y por ser un poco ambicioso: Águila perdicera y Búho real. Nuevamente problemas en esta visita: el primero fue propiamente mío dado el escaso tiempo que tenía para esta visita y que a estas alturas del año las horas de luz son escasas. En mi caso concreto solamente tenía ese par de horas de después de la comida por lo que desde el principio llegar allá fue una auténtica batalla contrarreloj.
El segundo inconveniente fue que consultando Internet en casa se ve que el Parque está correctamente señalizado y no tiene pérdida llegar hasta él, pero en la práctica me encontré al llegar con la sorpresa de que el acceso principal cerrado por obras y el correspondiente desvío alternativo y sus señales fueron dignos de una película de Berlanga., siguiéndolos casi acabo de nuevo en Asturias y lo que fue peor: ya era de noche. Abajo foto de dónde fui a parar con el coche:
Buscando la famosa carretera alternativa para acceder al Parque, aparecí por ejemplo en las inmediaciones de una depuradora, también dentro de una finca privada (de la que amablemente me echaron), también rodeado de cientos de ovejas y cabras en un cercado dialogando con gentes de diferentes razas, etnias y credos intentando explicarme (a su manera) por dónde podría acceder al famoso Parque. 
Cuando finalmente logré llegar allá era de noche cerrada y no pude ver más que las vistas de la Manga y todas las poblaciones de alrededor iluminadas de noche. Aunque la vista era preciosa, viendo la hora y el sitio en el que me encontraba ya estaba más pendiente de lo que pudiera ver o mejor dicho: escuchar, de las colinas y barrancos cercanos, pues son tierras las del Búho real.
No todo fueron penalidades puesto que gracias a que llegué tarde y de noche pude disfrutar del sonido del protagonista de las noches murcianas: El búho real. Un verdadero subidón aunque imposible de observar ya a esas horas. Aquí he de recordar que esta zona de Murcia es la que presenta una mayor densidad de esta preciosa ave rapaz nocturna.Un motivo más para venir aquí...Pena no haberle dedicado más tiempo.
Con este aliciente y con la espina clavada de no poder llegar hasta las Salinas de Rasall con luz, volví por allí de nuevo al día siguiente con la senda derecha ya aprendida, en primer lugar intenté buscar "al Duque" en el mismo sitio en dónde lo escuché la noche anterior, pero esta vez sin resultado alguno y luego aproveché para una vez por todas llegar al Rasall.
Primero aparqué en una preciosa área acondicionada convenientemente para ello, luego atravesé un sistema dunar maravilloso (comparado con los restos que nos quedan aquí…) mediante una pasarela de madera que me llevó casi hasta un maravilloso acantilado y seguidamente fui a dar por una pista hasta unos pintorescos molinos que calculo que sean los encargados de meter agua marina en las salinas aledañas. Poco a poco y tras visualizar unas grandes palmeras llegué a las primeras salinas:
Mereció la pena todas las anteriores calamidades pasadas puesto que el paraje era incomparable en cuánto a belleza y a soledad (gracias en parte al acceso principal cerrado...) más teniendo en cuenta que a mis espaldas a una decena de kilómetros el hormigón y el turismo han acabado con prácticamente todo el litoral de la zona. Sin duda un lugar extraordinario que guardo en mi retina y que me sirvió para recargar las pilas hasta por lo menos las siguientes vacaciones, no en vano fue elegido el "Mejor Rincón del año".
Nuevamente la noche se me volvía a caer encima pero esta vez ya estaba en el lugar adecuado, por lo que solamente me quedó esperar a la noche sentado en silencio ante este paraje tan bello. Mientras tanto unas fotos testimoniales de las seis estáticas Gaviota de Audouin (las primeras que vi en el viaje) que descansaban en mitad de las salinas y de fondo se apreciaban los diminutos e inquietos Chorlitejo patinegro que pululaban incansables por las orillas, con esa manera de correr a tirones.
A la vuelta de noche ya cerrada viendo correr a los conejos por la pista volví a intentar escuchar por segunda vez al gran Búho, pero esta vez permaneció en silencio durante la hora que permanecí en el lugar sobrecogido por el silencio y la oscuridad. La ventaja de tener el acceso principal cerrado es que durante esta visita me encontré solamente con dos ciclistas y un pescador, por lo que la estampa fue idílica, seguramente irrepetible por esta circunstancia y maravillosa para todos mis sentidos, en un paraje que por lo que tengo entendido en otras fechas es imposible llegar y además está limitado (unas 1.500 personas y 450 coches por día a 4€).
En la tercera salida autorizada por la parienta cambié nuevamente de registro y me fui hasta el pueblo de Portmán y por aquellos lugares que me fui encontrando en la carretera que te lleva hasta este pueblo, destacando las ruinas industriales de las viejas minas y las escombreras en la Sierra de Cartagena-La Unión.
La visita a Portmán además de "pajarera", tenía también un sentido cultural y es que Portmán debe de ser el único pueblo pesquero del mundo que quedó sin mar por culpa del hombre y ahora es un pueblo de "interior" pero con un puerto pesquero propio eso sí: sin barcos ni agua y aún así conserva los amarres y tiene hasta un club marítimo...¿Cómo es posible todo esto?. Pues a las cabezas pensantes de este país decidieron darle manga ancha a las compañías mineras (¿os suena la historia?) por lo que los deshechos de las minas, escombros y demás, venenos fueron vertidos directamente al mar durante años por ahorrarse unos dinerillos en construir balsas, depuradoras etc. Esto tuvo una consecuencia (a pesar de que los estudios o negaban en principio, ¿os suena esto también?) y es que la bahía o el puerto quedaron literalmente colmatados por los sedimentos por lo que en definitiva: el puerto dejó de tener agua. Esto se ve en la foto de abajo: a la derecha el Mediterráneo, a la izda. las primeras casas del pueblo. En el medio: sedimentos.
Os recomiendo leer el artículo de abajo, sobretodo cuando venga una compañía extranjera por ejemplo a extraer oro a vuestra tierra bajo la promesa de daros mucho trabajo y jurando que no será perjudicial y finalmente con el gobierno de turno dándoles abrazos y besos. Si os queda mal sabor de boca con esta historia, no os preocupéis que ahora con 80 millones de la UE quedará "todo arreglado" (ironía: ON)
http://www.cnportman.com/index.php/portman
Si tenéis tiempo echarle un ojo al vídeo de abajo:
En cuanto al bicherio las especies que tenía previsto observar aquí eran esta vez fáciles y sin mucha complicación nada más que el hecho de encontrarlas y llegar hasta ellas: Roquero solitario y Collalba negraEl primero le tenía muchas ganas puesto que aquí parece que es común verlo en acantilados marinos, laderas de montañas o simplemente en las ruinas de algunas construcciones. 
En Asturias por el contrario los ejemplares que he podido ver siempre han sido o en desfiladeros de montaña inaccesibles, cortados o en canteras abandonadas (pero siempre y teniendo por norma común una gran distancia).
En una hora ya tenía localizado un ejemplar de la especie cerca del pueblo, con dos curiosidades que me llamaron poderosamente la atención: primero el lugar humanizado que ocupaba el bicho, volando y posándose incluso entre los muros y tejados de las casas habitadas.
Y en segundo lugar: primera y creo que última vez que veo un Roquero solitario (o azul como yo le llamo) posado en árbol y encima que sea un eucalipto!. No me los quito de encima ni en Murcia...
Bicho precioso aunque de conocido carácter esquivo y distante que me hizo recorrer las empinadas cuestas de las callejuelas para arriba y para abajo hasta dar por finalizado el juego del escondite al tenerlo a una distancia siempre moderada, posado en una vieja chimenea de una ruina abandonada.
Fue cuestión de subir hasta allá arriba, ocultarse y tener un poco de paciencia hasta que por fin el pájaro decidió posarse en la espigada chimenea. La verdad es que el posadero era ideal:
Pero el verdadero objetivo del día y del lugar era la Collalba negra, la cuál la encontré por casualidad mientras recorría unas ruinas de una mina abandonada en la sierra, a mitad de camino ya de vuelta. Fue una grata sorpresa encontrarme por primera vez con la especie y más con una cercana y bonita pareja de confiadas Collalbas.
Tenía muchas ganas de ver a esta especie además con la fortuna de que cuando las encontré pude esconderme entre las ruinas de una construcción lo cuál me permitió estar a casi un par de metros de esta bonita especie.
Al encontrarme además con una pareja pude observar al detalle las diferencias entre el negro macho y la más grisácea hembra, con los calores que tenemos el macho andaba un tanto despistado cantando a pleno pulmón ante la impasible hembra y desplegando esa bonita cola blanca en alguna ocasión.
El siguiente espacio que visité durante la semana de vacaciones seguramente no dejará indiferente a nadie; puesto que me fui hasta una depuradora (EDAR), concretamente a la Depuradora de Cabezo de Beaza en las inmediaciones de la ciudad de Cartagena
Se presenta ante nosotros un entorno a priori humano, artificial y además de tratamiento de aguas residuales... ¿Qué se puede observar aquí?. 
Pues hasta allá me fui entusiasmado para observar seguramente a la mayor concentración de la amenazada y bonita Malvasía cabeciblanca. Por cierto, evidentemente especie también nueva para servidor y observada por primera vez.
Dos puntualizaciones acerca de este sitio, evidentemente no es un lugar de acceso libre y para acceder a él requiere de un permiso pertinente. Y en segundo lugar cuando hablamos de patos salvajes y además de una especie tan amenazada hay que extremar las precauciones para no asustarlos, por lo que decidí ocultarme entre los setos de cierre de la balsa, desplazándome por la parte oculta del talud y sin salir al camino salvo en los momentos imprescindibles. Por eso las fotos están sacadas con el telescopio y el teléfono a gran distancia, es un tanto "cutre" pero al menos los patos no se asustaron.
De esta manera los patos, garzas y cormoranes que se encontraban allí en esos momentos descansando no sintieron mi presencia como una amenaza, ¿me vieron? Seguro que sí, ¿se espantaron? No, simplemente se alejaron prudentemente al verme hasta el centro de la balsa, transcurrido el tiempo volvieron a acercarse despacio de nuevo a las orillas de la misma como si no hubiera pasado nada.
La pena fue que aunque ya fuera medio día me tocaba para la ocasión un día de espesa niebla que no se despegaba de la lámina de agua convirtiendo el día en gris, y además los patos ya sabemos que no son muy madrugadores y durante las primeras dos horas no levantaban la cabeza, ni hacían movimiento alguno, cómo mucho acicalarse el plumaje para seguidamente volver la cabeza atrás y a dormir.
Si nos olvidamos de que estamos en una depuradora, el sitio es cojonudo para estas aves dado que es amplio, tranquilo y apenas hay molestias. Por lo que las aves, ademas de las famosas Malvasías, conviven tranquilas en estas aguas, bañándose, alimentándose y descansando plácidamente.
Zampullines, Gaviotas, Focha, Pato cuchara, Ánade azulón, Porrón europeo etc. abundan por aquí. Sin duda estamos ante un punto de agua dulce estratégico y vital dado que alrededor no tiene pinta de haber un lugar parecido entre las amplias huertas murcianas, que en estos momentos estaban a tope en la recolección y plantación de hortalizas.
Para quién no sepa mucho de esta bonita anátida buceadora de gran cabeza y de larga y destacada cola, se trata de un ave que hasta hace bien poco estaba en peligro de extinción, llegando a la dramática situación en 1.977 de contar con solamente 22 ejemplares en el sur de Córdoba. Los peligros a los que se enfrentaban eran (y son) la destrucción del su hábitat, el plumbismo, la caza, las líneas de alta tensión, el botulismo o hasta la hibridación con la Malvasia canela.
La malvasia tiene su importancia puesto que España es la única que alberga la población europea, concentrándose el resto en la zona asiática. En España parece que nunca fue numerosa y en 1.950 se estimaban unos 400 ejemplares. La situación pasó a ser crítica como digo pero a partir de 1.990 parece que la situación se invirtió, colonizando las provincias andaluzas (salvo Granada) para pasar seguidamente a las vecinas Castilla La Mancha y Valencia. 
En el año 2.000 llegó el primer ejemplar invernante a Murcia (Embalse de Santomera). En el año 2.003 llegan por primera vez a este enclave, llegando a los 200 ejemplares en el año 2.004 y en este mismo año ya se observan ejemplares todo el año por ejemplo en las Lagunas de Campotear. En estas lagunas es dónde en el año 2.006 se confirma la primera reproducción de la especie en Murcia. A partir de entonces la tendencia parece positiva a pesar de que hay años que por diversas circunstancias la población se reduce, pero siempre de unos haremos ya menos preocupantes. No se puede bajar la guardia y el bicho cuenta con un programa LIFE propio (de los de verdad, no de los de chupar dinero...)
De la que me marchaba de regreso para La Manga de regreso en las huertas de alrededor tuve la fortuna de encontrarme con una especie que siempre se me escapaba aquí en el Norte, hablo de la bella y estilizada Abubilla. Mis observaciones de la especie siempre se habían limitado a aves en paso con observaciones breves y lejanas, en cambio aquí pude observar una pareja a placer desde el propio coche. Los bichos sin inmutarse....
Y es que en realidad se trataba de una pareja que descansaba de esta guisa tranquilamente. Desde el coche pude observarlas y fotografiarlas hasta el aburrimiento, cómo nunca lo había conseguido ni en Llanes, Gijón o Nafarroa por ejemplo.
La siguiente visita fue (de nuevo) otra vez a las Salinas de San Pedro del Pinatar, esta vez ya conocía más o menos el sitio, su extensión etc. Por lo que de nuevo primera parada en las salinas de la entrada para mejorar (en lo posible) las fotos de los Flamencos de la primera visita, vistazo de nuevo a las Avocetas y Cigüeñuelas y una novedad: los famosos Tarro blanco que días atrás por alguna extraña razón no pude ver.
A la hora de llegar allí esta vez no caí en la tentadora trampa de quedarme allá sino que me dirigí hacía el centro de información y su flamante parking recién asfaltado para hacer una ruta circular que ya llevaba en mente desde Gijón realizarla gracias a las indicaciones precisas de Iván en su visita veraniega y su magnífico blog:
http://fenixavisunica.blogspot.com.es/search/label/San%20Pedro%20del%20Pinatar
Gracias a sus explicaciones tuve la sensación de caminar por lugares que ya conocía previamente, cuando en realidad era la primera vez que ponía el pie por allí.
La ruta está señalizada convenientemente como: SL-MU 9 Sendero del Coterillo
SL_MU_9_Sendero_del_Coterillo_Salinas_de_San_Pedro
Cómo veis son solo 3 kilómetros y siempre llaneando, además en el mes de noviembre hace sol pero el calor ya no llega a apretar. Eso sí, lo primero que aprendí nada más llegar a Cartagena (novatada) es que si vas a estar cerca de una masa de agua, lo del repelente de mosquitos es algo necesario y de uso constante. Nada más comenzar la pasarela de madera, unas fotos a mis amigos los Flamencos (una vez más...), pero ésta vez de un precioso ejemplar adulto:
Y también a alguna de las lejanas Avocetas, otro bicho precioso:
Partiendo del parking del punto de información de la Charca de Coterillo solamente hay que seguir la famosa pasarela de madera, a nuestra izquierda nos quedará la charca que pasa por ser la única que no tiene un uso salinero y está más bien pensada para las aves y su descanso. 
En este espacio hay instalados dos observatorios, uno que es la clásica caseta y otro junto a la caseta de información y el parking. Bien cuidados y limpios (haber si tomamos ejemplo los demás...).
No me queda mucho más que comentar de este primer espacio dado que por la época en la que nos encontramos (mes de noviembre) sinceramente no es que hubiera mucho movimiento de aves en ella en los vistazos que le eché en esos dos días.
Más adelante dejamos a la derecha las piscinas de una piscifactoría y a su izquierda podemos observar la recuperación del extenso sistema dunar, con alguna zona inundada de agua en la que aparecía algún Ánade azulón camuflado y con pajarinos” del tipo: bandada de Jilgueros, Pardillos, pareja de Cogujada común, Tarabilla posadas en las estacas, algún Petirrojo etc.Destacando la presencia de la omnipresente Curruca cabecinegra.
El hecho de que hubiera tanto cierre y poste protegiendo el extenso cordón dunar hacía que fuera ideal para usarse como posadero, pero ojo también para los depredadores…
Siguiendo con el recorrido marcado, avanzando en dirección Norte alcanzamos seguidamente la Playa de la Torre derribada, estrecha pero extensa, de arena fina y que por las fechas pude disfrutar casi en soledad. 
NOTA MENTAL: Sé que tengo un recuerdo y unas imágenes un tanto distorsionadas de la realidad pues este espacio o por ejemplo Calblanque en época estival deben de ser un verdadero hormiguero de gente, de molestias y además con el calor apretando, pero madrugando en un noviembre atípico es lo que a mi me tocó vivir por fortuna.
Lo primero que me fijo es en el arribazón, con un tipo de restos de algas marrones, redondas que por su forma de pelota fibrosa no he visto por aquí, seguidamente un cartel me explica que en frente a mi posición hay una pradera submarina de Posidonia oceánica, planta autóctona del Mediterráneo. Ojo no es un alga, dado que tiene raíces, tallos, hojas, flores y frutos.
Giro a la izquierda y camino tranquilamente por la playa unos 800-1.000 metros hasta que vuelvo a enganchar otra pasarela de madera que me interna de nuevo por un sistema dunar, saladares y pinos carrasco retorcidos por la acción del viento y en general por las duras condiciones del hábitat (sal, escasa lluvia, suelo pobre etc.). 
A pesar de encontrarme este secarral es acojonante encontrarse con una buena abundancia y variedad de especies vegetales: tomillo, cuernecillo y lirio de mar, el cardo azul…
En las estacas y puntas destacadas de los maltrechos pinos el Alcaudón real otea tranquilo y busca su próxima víctima. Un par de ejemplares me encontré en este recorrido:
Tras atravesar las dunas y salinas secas me adentro en un pinar de Pino carrasco con algún ejemplar de Sabina, aquí se nota la acción de la dura naturaleza y de cómo las especies no sólo se han adaptado, sino que resisten.
Aparecí en el último observatorio, la Torre del Coto, en dónde me senté a descansar y observar el paisaje en total soledad, mientras miraba a las gaviotas bañarse en las charcas cercanas y a los zampullines cuellinegro arreglando disputas domésticas.
El penúltimo día de las vacaciones murcianas, "la jefa" tuvo el detalle de darme el día libre entero, así que con la misma emoción de aquel estudiante que va al instituto y descubre que ese día hay huelga, planifiqué el "free day" al milímetro puesto que sabe Dios cuando tendré la oportunidad de estar de nuevo por allí y en estas condiciones. El objetivo más o menos lo tenía claro y era el visitar el considerado tercer humedal más importante de la Península Ibérica y quizás puede que a la vez también tal vez sea extrañamente el más desconocidoParque Natural de El Hondo, perteneciente a los términos municipales de Elche y Crevillente.  
Una de las singularidades que tiene este enclaves es que junto a las Salinas de Santa Pola formaban parte de la antigua Albufera de Elche; pero ya incluso desde la Edad Media fue desecado y modificado por la mano del hombre hasta crear hoy en día este espacio. Además de los dos embalses, cuenta con numeroso canales (229) compuertas, sistemas de trasvase de agua, estaciones de bombeo (13) etc. En el año 1923 aprovechando una depresión natural se excava el embalse de Levante y en el 1940 se crea el de Poniente, ambos divididos por el famoso canal central con el fin de abastecer de agua a los campos de cultivos cercanos. Además tiene una serie de charcas estacionales circundantes (de aprovechamiento cinegético) y un conjunto de saladares  La parte principal de este enclave no deja de ser dos embalses separados por un canal principal:
La otra singularidad, al menos para una persona del Norte como servidor ajeno a este tipo de agricultura y leyes, es que la mayor parte de este gran humedal es privado, pertenece concretamente a la Comunidad de Riegos del Levante. A pesar de que el Parque cuenta con varias figuras de protección y catalogación (RAMSAR, ZEPA, LIC etc.) y en sus aguas habitan y crían unas 172 especies (146 aves) algunas en peligro de extinción como por ejemplo la Cerceta pardilla o la Malvasía cabeciblanca, también invernan hasta 5 Águilas moteadas diferentes, Águila pescadora etc. o cuenta con la presencia del farfet, un pez endémico del Mediterráneo, sin embargo este espacio hoy en día depende (para bien o para mal) de unos señores que dependiendo del momento, de sus intereses particulares (legítimos) o del político de la Generalitat de turno, abren o cierran, embalsan o desembalsan agua, dejan pasar o no con la consiguiente repercusión fundamentalmente en la avifauna y en quiénes la observamos o quiénes la estudian.
Abajo os pongo un enlace a un vídeo de la TVE, en la que en unos 30-40 minutos os pone al día sobre este enclave y la problemática de su gestión. Merece la pena verlo:
El Hondo el humedal escondido
Llama la atención que visto sobre el plano o echando un ojo por Internet acceder al Hondo y visitar los diferentes puntos del mismo aparentemente no parezca un gran problema, sin embargo a pie de terreno y visitándolo por primera vez los accesos son limitados y en muchas ocasiones el paso te lo encuentras cortado repentinamente por los múltiples azarbes (canales).
No obstante gracias a lo consejos del gran Roberto Menéndez  había previamente concertado visita para acceder a la denominada Ruta Ornitológica, que no deja de ser poder caminar por parte del canal principal que delimita los dos embalses y que divide en dos este espacio, por lo que teóricamente es el mejor punto de observción.  
Se accede a él desde la denominada Puerta Norte y ciertamente no tiene pérdida puesto que es un camino recto, que se ve desde cualquier punto y con una larga fila de grandes eucaliptos plantados que lo identifican bien ya desde la lejanía. 
Cómo transcurre por la propiedad privada de Riegos de Levante hay que solicitar permiso previamente, rendirles pleitesía por permitirme el paso no vaya a ser que se enfaden, echen el candado y se joda el invento (cómo así ocurrió durante unos años). Al parecer el acceso además de con cita previa es sólo de unos días concretos de la semana, en mi caso coincidió de Sábado, pero lo mejor es llamar para conocer los días y el horario exactos. 
Tuve la suerte de coincidir de la que iba con la chica del centro de interpretación (muy maja por cierto), por lo que entré allí directamente y "escoltado" sin mayor incidencia. Además había organizado para ese día un concurso fotográfico por lo que camuflado entre los participantes nos dejaron acceder a todos con el coche al interior del canal principal (un "hasta la cocina" en toda regla) lo cuál fue la hostia por dos motivos: uno por no tener que cargar con todo el equipo (cámara, telescopio, trípode...) durante toda la ruta y en segundo lugar por poder moverte de observatorio en observatorio rápidamente
No es que sea un vago pero es que además de pedir permiso previamente par poder acceder allí y que la visita sea un día concreto de la semana, además en tercer lugar el tiempo en este espacio está también limitado a un par de horas (¿?). Cómo os habréis dado cuenta las comodidades para hacer esta "Ruta ornitológica" no son muchas y más para una persona que acuda por primera vez sin conocer los lugares previamente y que llega desde fuera de la provincia.
La consecuencia de todo esto es que desde que traspasas la verja hasta que te tienes que ir estás más pendiente de mirar el reloj que de descubrir y disfrutar el entorno o las propias aves desde un lugar desde luego más que privilegiado, situado en el centro de los grandes embalses. 
Además las aves a primera hora de la mañana no es que estén especialmente activas, en resumen más que las observaciones de la "Ruta ornitológica" me quedo con el poder conocer el sitio y visitar los diferentes observatorios; el primero es el "El Tollo", le sigue "El Calamón", tras atravesar la famosa y fotogénica pasarela de madera se llega al de "La Roseta" y el último el de "Peu Verd".
Cómo digo: deprisa y corriendo y con el guarda de la motocicleta camino arriba camino para abajo vigilándonos en corto (¿?), a primera hora de un día gris plomizo cantábrico sinceramente no es que fuera la reostia lo que me fui encontrando por los diferentes observatorios, pero me hizo especial ilusión ver mis primeros Calamones, un Pájaro moscón (imposible de fotografiar), grandes grupos de Pato colorado o Porrón común, ver los Aguilucho lagunero sobrevolando los observatorios, la cercana Gaceta grande etc.
El resto de gentes que teníamos acceso ese día parecían más bien en estar entretenidas en ver en el último observatorio a un Aguila pescadora posada pero muy lejana o estaban  centrados en el famoso concurso de fotografía.Tal era la abundancia de las aves a esas horas y tantas las prisas que fotografiar un Petirrojo era ya un logro para cualquiera de los concursantes..
Mientras tanto el finlandés ciclista errante y yo estábamos inmersos en una discusión en otro observatorio (el del"El Tollo") acerca de la identificación de un Águila oscura bastante rara que teníamos delante posada. Muy lejana, con el "cascanueces" a tope esto era lo más que conseguí sacarle...
El paisano nórdico venga a insistir en que era una Águila calzada y yo con mi inglés de mierda diciéndole que de "águila con botas" va a ser que no, que "el pajarraco era more big y más "black" que los "cuyons" de un "donkey zamorano". Así que tocaba sesión de "cutredisgiscoping" o lo que es lo mismo: el teléfono pegado al ocular del telescopio y aguantando la respiración:
Con un poco de paciencia y mirando la hora con el rabillo del ojo a la vez mientras el finlandés ojeaba una y otra vez la guía de aves, la enorme águila se dio la vuelta y ya me quedó claro comparándola con las fotos que había buscado en el móvil que aquella Águila era concretamente la famosa Águila moteada  (Aquila changa) que lleva invernando allí desde el 2.008 y que procede de la lejana Estonia. 
Una buena noticia puesto que personalmente era mi primera (y seguramente la última) Águila moteada observada. Un bicho sin duda fascinante cuando te clava los ojos y que incluso sin saber identificarla al principio o dudar de qué especie se trata ya te llama la atención al momento nada más verla. Echando un ojo a la foto in situ, me confirmaron posteriormente que se trataba de un ejemplar llamado Tonn.
La historia de Tonn además es interesante dado que en Estonia tampoco es que sea una especie muy abundante (puede que queden unas 30 parejas por allí), la segunda singularidad es que es un híbrido entre una hembra de Águila moteada y un macho de Águila pomerana., aunque por aspecto y por análisis genéticos se demostró que tiró más a la madre. 
Actualmente me he enterado de que este año se han visto varias Aguilas moteadas diferentes en el Hondo sin duda una noticia excelente y que le da un plus al enclave de poder contar con la presencia de un ave rapaz tan especial. Esto prácticamente fue lo más destacable de la visita "exclusiva" al Canal central, no había tiempo para observar a las aves con una mejor luz o ya desperezadas, especialmente las anátidas.
De cuando en cuando nos sobrevolaban los abundantes Aguilucho lagunero, buscando abajo ese ave herida, enferma o cansada. Aunque en un momento dado uno de ellos debió de cansar de no encontrar nada, así que intentó dar caza una Garceta común:
He de decir que a favor de esta experiencia está la gente del centro de interpretación que fueron muy amables y que tampoco hubo problema alguno en concertar la cita o acceder al propio canal e incluso como digo, una vez llegados allí nos dejaron pasar con el coche dentro (desconozco si esto es norma habitual allí o no).
Al salir sinceramente de allí me sentí aliviado, ahora ya tenía el resto del día para ir con calma sin mirar el reloj, parando el tiempo necesario, sin horarios, sin el guarda de la moto y disfrutando del entorno, así que me fuí hasta la otra punta del Parque a la búsqueda del Avefria sociable que habían descubierto por allí días atrás. 
Llegué al campo señalado en el mapa pero aquello era un solar, por lo que no vi ni a la  Avería sociable, sino más bien a la antisociable...En fin para otra vez y en otro lugar será.
Lo bueno es que al otro lado de la carretera y sorteando un canal de riego y unos tablones dispuestos a modo de puente, había un flamante observatorio en el que fui a dar directamente a la orilla opuesta del embalse. Al fondo a la izquierda se ven los famosos eucaliptos del anteriormente visitado canal central.
En ese justo momento había una pareja de Malvasía cabeciblanca a una decena de metros del observatorio, por lo que por fin pude observarlas cerca y tirarles unas fotos un poco más decentes que las de la depuradora de Cabezo de Beaza días atrás.
A lo lejos la colonia de Flamencos, excesivamente lejanos en comparación con los de San Pedro del Pinatar, también Porrones comunes, Pato Cuchara, Zampullines y en las orillas los preciosos Calamones se oían más que se veían. 
Era tal el movimiento constante de aves y tan variado que me quedé un par de horas allí dentro, parte de las cuáles compartidas con un paisano inglés. Así que cuando marché de allí al menos mi ingles "indio" quedó perfeccionado...
Después de comer algo dentro del observatorio y despedirme del anglosajón me dirigí hacia el Centro de información, en la otra punta del Parque. Allí estaba la chica de por la mañana que tuvo a bien darme los últimos folletos de los espacios naturales de la región.
Tras la charla de rigor habitual me dí una vuelta por los alrededores del Centro, atravesando la pasarela de madera de las charcas de alrededor, observando los campos de cultivo inmediatos, los saladares etc.  Esta época ciertamente no era la mejor para la visita, pero es lo que toca, y al menos conocí el sitio y me imaginé esas mismas charcas repletas de aves estivales, criando o simplemente descansando.
También estuve echándole un ojo a las Fochas morunas que tienen en una charca al lado del edificio, al parecer son los restos que quedan de un proyecto de reintrodución (entre 1.999 y 2.004 se soltaron en la Comunidad valenciana unos 500 ejemplares ) y que al parecer no tuvo mucho éxito al menos en este espacio, ya que al parecer esta especie solo ha criado allí en una ocasión y además previamente a este proyecto (año 1.993). Se ve que la caza y el mal estado de las aguas no le sientan muy bien.
Posteriormente seguí el itinerario circular  que me fue llevando por diferentes charcas y observatorios.
No es que hubiera gran variedad o números de aves, pero simplemente visitar un lugar así, tan bonito y a la vez distinto a lo que tenemos aquí en el Norte, merece la pena. Destacaría la llegada de unos 40 Tarro blanco, que pasaron del agua poco a poco al centro de la isla dónde seguramente pasarían la noche. 
Por el aire de vez en cuando ya al anochecer pasaban volando algún bando de Morito y de Flamenco. Fue el broche final a una grata y larga jornada en la que pude conocer este bonito espacio.
En resumen de las vacaciones he de decir que me sorprendió gratamente Murcia, tanto la parte más conocida y turistica (La Manga, Cartagena, Murcia ciudad etc.) como la parte menos urbana y más desconocida. He de decir que la ventaja que tenía es que en Noviembre ni la temperatura apretaba en exceso y te permitia moverte por dónde quisieras y que evidentemente no había mucho barullo de gentes, cosa que se agradeció pues no me quiero ni imaginar como serán en verano estos mismos lugares...
En cuanto a la observación de aves, sorpresa total por la variedad de hábitats y de especies, desde saladares, estepas, barrancos, zonas costeras, playas, sierras e incluso balsas de riego y hasta depuradoras. Sin ir con una lista precisa creo que pude observar al 80% de las aves que pretendía ver desde un principio, bien por primera vez o bien simplemente mejorar las observaciones anteriores. 
No todo fueron alegrías y desde el momento que llegué allá tuve que renunciar a algunas especies, como por ejemplo el Camachuelo trompetero o la escasa Alondra de Dupond, aves que ni siquiera hice el intento de ir a buscarlas. Me hubiera gustado también haber podido fotografiar a ese Búho real escuchado tímidamente en aquél barranco o a la pareja de A. Perdicera por la zona en la que me moví y que sé que campean, pero no pudo ser y tampoco tuve mucho tiempo para dedicarles horas. 
Otras aves que no ví y que habitan la Región son el grupo de las estivales y que evidentemente en Noviembre no se iban a quedar para verme a mi el careto..Y finalmente las dos rarezas o aves menos habituales que coincidimos en tiempo y lugar, por un lado el Falaropo de Wilson o tricolor (Phalaropus tricolor) en San Pedro del Pinatar y que no ví en mis dos visitas al lugar y por otro la Avefría sociable en el Hondo.
Me quedaron más espacios por visitar, las llanuras, barrancos y estepas del norte, las Sierras interiores, algún acantilado etc. pero eso creo que lo dejaré para una futura visita.  Si habéis llegado hasta aquí me queda por último los agradecimientos: especialmente a Conry por las indicaciones precisas y la ayuda que me proporcionó. También a Iván Diaz a Roberto Menéndez o Clemente Álvarez. Gentes con experiencia en aves y que antes que servidor pusieron el pie en la zona. GRACIAS AMIGOS!.

Un saludo y muchas gracias por las visitas y los comentarios.

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