Hola amigos/as!!
Estoy sin Internet desde hace tiempo, una nueva (y espero que definitiva) mudanza me ha dejado sin línea en casa, unido a las salidas campestres tradicionales de estas fechas de "buen tiempo", han hecho que en definitiva tenga este blog un tanto desatendido.En esta ya pasada primavera, de las tareas pendientes para conmigo mismo me quedaba pendiente mejorar las observaciones y de paso conocer un poco más a una de las aves alpinas más bonitas que tenemos entre nosotros: el Roquero rojo (Monticola saxatilis).
A pesar de que en vecino Estado español puede habitar incluso en acantilados a nivel de mar o críar a solamente unos 800 mt. de altitud, contrariamente por aquí en el Norte es una especie a la que si quieres ir a observar tienes que sudar, patear y en definitiva: subir a bastante más altura.
Para contar con la presencia del Roquero rojo en Asturias hay que tener varios ingredientes metidos en la pota: una cierta altitud, un terreno rocoso combinando con canchales y pastizales abiertos, junto a matorral formado por piornales o brezales y por último, acudir en su búsqueda en una época determinada, dado que es una especie estival.
A pesar de lo llamativo de sus colores (sobretodo los machos) no siempre es fácil de ver al "túrdido montés" dado que es una especie con una conducta generalmente tímida que no suele permitir el acercamiento y que habita muchas veces un amplísimo territorio de montaña, medio además con una climatología cambiante, con unos accesos a veces no muy cómodos, fuertes pendientes etc.
La parte positiva, que también la hay, es que en primer lugar el ave no es tampoco pequeña en cuanto a tamaño, suele ocupar los mismos territorios año tras año y finalmente también suele frecuentar los mismos posaderos, expuestos en los cortados rocosos, desde los que canta o inicia unos vuelos nupciales realmente espectaculares.
Con el Roquero rojo me han pasado dos cosas completamente diferentes para la misma especie, lo mismo me he encontrado ejemplares a los que me ha sido prácticamente imposible acercarme antes de que levantaran vuelo (siendo esta conducta la habitual) o en cambio en otras ocasiones el ave se ha comportado cómo un ave totalmente diferente, siendo un pájaro cercano (teniendo en cuenta de que es un ave alpina y lo de "cercanía" es algo relativo...).
Incluso pateando he visto ejemplares en el mismo borde de la pista por la que caminamos, comportándose en estas ocasiones cómo un ave curiosa, que se queda quieta observándote. Esto también me ha pasado con el Treparriscos. También es frecuente que baje a los pastizales a buscar alimento entre la hierba, buen momento este para poder ver sus evoluciones más de cerca o de verlo en algo que no sea piedra.
Recuerdo por ejemplo un ave con este comportamiento en la subida a los famosos Lagos de Saliencia (Somiedo-Asturias) desde La Farrapona, o un ejemplar reciente en las inmediaciones del Puerto de la Cubilla (Lena-Asturias).
Pero cómo digo, lo normal es encontrarse con ejemplares esquivos, tímidos y que guardan las distancias desde sus posaderos pétreos inaccesibles. Poder verlos sí, pero a unos cientos de metros.
Sinceramente la "cuenta pendiente" que tenía con el Roquero rojo se debía a que siempre que subía a éstas zonas alpinas reconozco que lo hacía saliendo de casa con otras preferencias, o quizás con muchos pájaros en la cabeza.
Porque no es fácil dejar de hacer lo que estabas haciendo en ese momento cuando escuchas o ves a tu alrededor Treparriscos, Gorriones, Bisbitas y Acentores alpinos, Escribanos Hortelanos, Pechiazules, Collalbas etc. La situación es demasiado tentadora cómo para pasar de largo y hacer que no has visto nada, además por otra parte en estos hábitats alpinos el tiempo pasa rápido y la climatología benigna es muy limitada y finalmente siempre queda eso de que ya se sabe que "quién mucho abarca..."
A pesar de poder cantar posado en estas atalayas, al Roquero también le gusta cantar heavy metal mientras vuela directo hacía el cielo para dejarse caer seguidamente, con las alas y cola desplegadas ("a lo paracaídas") para repetir esta operación varias veces seguidas.Quién lo ha visto sabe de lo que hablo cuando digo que es un espectáculo digno de ver sentado en la inmensidad de la montaña.
La "cuenta pendiente" con esta especie quedaría resuelta en el momento en el que le dedicara una jornada exclusivamente a esta bella ave. Mientras estaba en ello aparecían las susodichas "tentaciones": por tierra me tentaban un pequeño grupo de Gorriones alpinos, moviéndose por el suelo del pastizal con sus llamativos plumajes blancos, ya incluso con cebas en el pico, también muy lejano observaba al Treparriscos por la pared de la montaña escapando de los primeros escaladores de la jornada.
Por el aire Buitres leonados, Alimoches o Abejeros intentaban también desde el cielo desviarme de mi propósito, asi que de vez en cuando había que ceder a los vicios y apuntar y disparar para volver seguidamente a mi objetivo principal...
Mientras el sonido del canto del Escribano Hortelano perchado en una escoba cercana resonaba continuamente en mi oido a modo canto de sirena... Y es que en definitiva: un día de primavera (y con buena luz) da para mucho en este tipo de hábitat y literalmente se te hace de noche.
Tras una jornada observando Roqueros te das cuenta de que son aves que se limitan a ocupar un territorio determinado dentro de las impresionantes moles calizas, dentro de este invisible territorio pétreo utilizan unos posaderos concretos, generalmente son visibles y están bien expuestos, desde aquí arriba es desde donde controlan y emiten su característico trino.
Uno tras otro van visitando y utilizando estos diferentes cortados, posaderos, rocas singulares y salientes etc. Muchas veces observamos en estos puntos las propias heces del ave acumuladas, lo cual puede darnos una pista a la hora de buscar un lugar propicio en el que apostarte y esperar. Pongo como ejemplo de lo dicho el posadero escogido por este precioso Bisbita campestre, cómo podreís ver, por la cantidad de ellas nos daremos cuenta de que es un lugar que el ave visita con frencuencia:
Los Roqueros no suelen ser aves que vuelan por volar hacia el infinito sin un aparente rumbo o divagando en la búsqueda de comida, sino que son aves que pasan muchas horas del día posadas y que cada vez que cambian de lugar parece que lo hacen por un hecho concreto: controlar el territorio, cantar, alimentarse, una posible amenaza, vuelo de cortejo etc.
La estrategia para obtener alguna foto decente era la de quedarse escondido y quieto cerca de uno de esos posaderos habituales, cosa complicada porque muchos de estos lugares o son sitios muy expuestos en los que el ave te detecta desde arriba al primer paso que quieres dar y que además no tienes dónde esconderte, o están en zonas elevadas en las que tu seguridad no está garantizada, o simplemente es imposible acceder allá.
Por suerte uno de los roqueros localizados en la zona, tras tres días subiendo allá a observarlos, me dí cuenta de que se posaba con frecuencia en una repisa saliente al lado de un balcón con una grieta grande que me serviría perfectamente para ocultarme dentro de ella. Además parecía un ave más "mansa" y confiada que los otros ejemplares.
Aprovechando que el ave estaba por el suelo de la ladera alimentándose, subí por la pared tras una rápida trepada, quedando encajado literalmente en la montaña, pero ciertamente cómodo y a la sombra y encima con estas vistas...Como para quejarse!!
Así que ahora era cuestión de esperar a que el ave subiera arriba y con un poco de suerte no notara nada raro alrededor y se posara de nuevo en su lugar favorito. Y al cabo de una hora así fue...
No se quedó todo el tiempo que a mi me hubiera gustado, especialmente para poder ver con detalle por ejemplo esas plumas blancas que asoman de su espalda, pero sinceramente no todos los días se tiene a un Roquero rojo a unos 4-5 metros, tampoco conviene forzar la situación (y menos aún en época de cría).
Aprovechando que cambió de atalaya, decidí esperar otra hora más pero al ver que no volvía, directamente aproveché su ausencia para deshacer lo escalado y volver a tierra firme.
Bueno amigos, creo que por hoy ya es suficiente, cómo siempre gracias por las visitas y los comentarios y de nuevo disculpas por el tiempo que he tardado en actualizar esto.
Estoy sin Internet desde hace tiempo, una nueva (y espero que definitiva) mudanza me ha dejado sin línea en casa, unido a las salidas campestres tradicionales de estas fechas de "buen tiempo", han hecho que en definitiva tenga este blog un tanto desatendido.En esta ya pasada primavera, de las tareas pendientes para conmigo mismo me quedaba pendiente mejorar las observaciones y de paso conocer un poco más a una de las aves alpinas más bonitas que tenemos entre nosotros: el Roquero rojo (Monticola saxatilis).
A pesar de que en vecino Estado español puede habitar incluso en acantilados a nivel de mar o críar a solamente unos 800 mt. de altitud, contrariamente por aquí en el Norte es una especie a la que si quieres ir a observar tienes que sudar, patear y en definitiva: subir a bastante más altura.
Para contar con la presencia del Roquero rojo en Asturias hay que tener varios ingredientes metidos en la pota: una cierta altitud, un terreno rocoso combinando con canchales y pastizales abiertos, junto a matorral formado por piornales o brezales y por último, acudir en su búsqueda en una época determinada, dado que es una especie estival.
A pesar de lo llamativo de sus colores (sobretodo los machos) no siempre es fácil de ver al "túrdido montés" dado que es una especie con una conducta generalmente tímida que no suele permitir el acercamiento y que habita muchas veces un amplísimo territorio de montaña, medio además con una climatología cambiante, con unos accesos a veces no muy cómodos, fuertes pendientes etc.
La parte positiva, que también la hay, es que en primer lugar el ave no es tampoco pequeña en cuanto a tamaño, suele ocupar los mismos territorios año tras año y finalmente también suele frecuentar los mismos posaderos, expuestos en los cortados rocosos, desde los que canta o inicia unos vuelos nupciales realmente espectaculares.
Con el Roquero rojo me han pasado dos cosas completamente diferentes para la misma especie, lo mismo me he encontrado ejemplares a los que me ha sido prácticamente imposible acercarme antes de que levantaran vuelo (siendo esta conducta la habitual) o en cambio en otras ocasiones el ave se ha comportado cómo un ave totalmente diferente, siendo un pájaro cercano (teniendo en cuenta de que es un ave alpina y lo de "cercanía" es algo relativo...).
Incluso pateando he visto ejemplares en el mismo borde de la pista por la que caminamos, comportándose en estas ocasiones cómo un ave curiosa, que se queda quieta observándote. Esto también me ha pasado con el Treparriscos. También es frecuente que baje a los pastizales a buscar alimento entre la hierba, buen momento este para poder ver sus evoluciones más de cerca o de verlo en algo que no sea piedra.
Recuerdo por ejemplo un ave con este comportamiento en la subida a los famosos Lagos de Saliencia (Somiedo-Asturias) desde La Farrapona, o un ejemplar reciente en las inmediaciones del Puerto de la Cubilla (Lena-Asturias).
Pero cómo digo, lo normal es encontrarse con ejemplares esquivos, tímidos y que guardan las distancias desde sus posaderos pétreos inaccesibles. Poder verlos sí, pero a unos cientos de metros.
Sinceramente la "cuenta pendiente" que tenía con el Roquero rojo se debía a que siempre que subía a éstas zonas alpinas reconozco que lo hacía saliendo de casa con otras preferencias, o quizás con muchos pájaros en la cabeza.
Porque no es fácil dejar de hacer lo que estabas haciendo en ese momento cuando escuchas o ves a tu alrededor Treparriscos, Gorriones, Bisbitas y Acentores alpinos, Escribanos Hortelanos, Pechiazules, Collalbas etc. La situación es demasiado tentadora cómo para pasar de largo y hacer que no has visto nada, además por otra parte en estos hábitats alpinos el tiempo pasa rápido y la climatología benigna es muy limitada y finalmente siempre queda eso de que ya se sabe que "quién mucho abarca..."
La "cuenta pendiente" con esta especie quedaría resuelta en el momento en el que le dedicara una jornada exclusivamente a esta bella ave. Mientras estaba en ello aparecían las susodichas "tentaciones": por tierra me tentaban un pequeño grupo de Gorriones alpinos, moviéndose por el suelo del pastizal con sus llamativos plumajes blancos, ya incluso con cebas en el pico, también muy lejano observaba al Treparriscos por la pared de la montaña escapando de los primeros escaladores de la jornada.
Por el aire Buitres leonados, Alimoches o Abejeros intentaban también desde el cielo desviarme de mi propósito, asi que de vez en cuando había que ceder a los vicios y apuntar y disparar para volver seguidamente a mi objetivo principal...
Mientras el sonido del canto del Escribano Hortelano perchado en una escoba cercana resonaba continuamente en mi oido a modo canto de sirena... Y es que en definitiva: un día de primavera (y con buena luz) da para mucho en este tipo de hábitat y literalmente se te hace de noche.
Tras una jornada observando Roqueros te das cuenta de que son aves que se limitan a ocupar un territorio determinado dentro de las impresionantes moles calizas, dentro de este invisible territorio pétreo utilizan unos posaderos concretos, generalmente son visibles y están bien expuestos, desde aquí arriba es desde donde controlan y emiten su característico trino.
Uno tras otro van visitando y utilizando estos diferentes cortados, posaderos, rocas singulares y salientes etc. Muchas veces observamos en estos puntos las propias heces del ave acumuladas, lo cual puede darnos una pista a la hora de buscar un lugar propicio en el que apostarte y esperar. Pongo como ejemplo de lo dicho el posadero escogido por este precioso Bisbita campestre, cómo podreís ver, por la cantidad de ellas nos daremos cuenta de que es un lugar que el ave visita con frencuencia:
Los Roqueros no suelen ser aves que vuelan por volar hacia el infinito sin un aparente rumbo o divagando en la búsqueda de comida, sino que son aves que pasan muchas horas del día posadas y que cada vez que cambian de lugar parece que lo hacen por un hecho concreto: controlar el territorio, cantar, alimentarse, una posible amenaza, vuelo de cortejo etc.
La estrategia para obtener alguna foto decente era la de quedarse escondido y quieto cerca de uno de esos posaderos habituales, cosa complicada porque muchos de estos lugares o son sitios muy expuestos en los que el ave te detecta desde arriba al primer paso que quieres dar y que además no tienes dónde esconderte, o están en zonas elevadas en las que tu seguridad no está garantizada, o simplemente es imposible acceder allá.
Por suerte uno de los roqueros localizados en la zona, tras tres días subiendo allá a observarlos, me dí cuenta de que se posaba con frecuencia en una repisa saliente al lado de un balcón con una grieta grande que me serviría perfectamente para ocultarme dentro de ella. Además parecía un ave más "mansa" y confiada que los otros ejemplares.
Aprovechando que el ave estaba por el suelo de la ladera alimentándose, subí por la pared tras una rápida trepada, quedando encajado literalmente en la montaña, pero ciertamente cómodo y a la sombra y encima con estas vistas...Como para quejarse!!
Así que ahora era cuestión de esperar a que el ave subiera arriba y con un poco de suerte no notara nada raro alrededor y se posara de nuevo en su lugar favorito. Y al cabo de una hora así fue...
No se quedó todo el tiempo que a mi me hubiera gustado, especialmente para poder ver con detalle por ejemplo esas plumas blancas que asoman de su espalda, pero sinceramente no todos los días se tiene a un Roquero rojo a unos 4-5 metros, tampoco conviene forzar la situación (y menos aún en época de cría).
Aprovechando que cambió de atalaya, decidí esperar otra hora más pero al ver que no volvía, directamente aproveché su ausencia para deshacer lo escalado y volver a tierra firme.
Bueno amigos, creo que por hoy ya es suficiente, cómo siempre gracias por las visitas y los comentarios y de nuevo disculpas por el tiempo que he tardado en actualizar esto.
Que bonitas, te han quedado de lujo Juan, saludos.
ResponderEliminarGracias German!! Un saludo
EliminarEstupenda entrada y fotografías, te lo has currado. Salud
ResponderEliminarGracias Miguel!! Trabajo ha costado pero mereció la pena.
Eliminarun saludo