12 de junio de 2014

EL ESCRIBANO HORTELANO. (Emberiza hortulana)

Aunque la casa del pueblo está a menos de un kilómetro en línea recta del Mar Cantábrico y las gaviotas costean por encima de mi tejado, me he considerado fundamentalmente "más de monte que de arena", esto es una contrariedad puesto que mi infancia básicamente ha transcurrido al lado de un bote de Nivea y un bocata lleno de arena en la orilla de cualquier playa llanisca. 
Vivir actualmente en una ciudad costera como Gijón y tener una novia "playera" tampoco me ha ayudado mucho a apaciguar este "instinto montuno", pues siempre que hay que planear una escapada, planificar un domingo libre etc. siempre la primera idea mía es marchar hacía la montaña. 
Que te guste la montaña (o que camines habitualmente por ella) no quiere decir que te convierta en un gran observador de aves alpinas, muchas veces subes allí y no ves nada y he de reconocer que a día de hoy hay especies que no he podido observar aún allá arriba, o que su observación ha sido lejana y mala (por no hablar ya de intentar fotografíar...). Esto lejos de desanimarme, me sirve para tener la disculpa perfecta para coger la mochila, salir de la ciudad y dirigirme al monte una vez más.
Y es que además de tener que "carretar" con el equipo hasta allá arriba, depender de la climatología cambiante y de la época del año en la que nos encontremos, toca muchas veces buscar pequeñas aves esquivas que se cobijan en la inmensidad de las praderas, laderas o montañas y además acceder a ellas muchas veces no es tan fácil cómo moverse por otros hábitats. A veces es lo más parecido a buscar una aguja en un pajar.
Continuando con el hilo de la entrada anterior, el principal objetivo fijado de aquél día gris y frío de alta montaña no era sino que el precioso Escribano hortelano, ave estival que solamente encontramos aquí en la primavera/verano y además en unos espacios característicos, además su número tampoco es que sea muy abundante.
Por lo tanto, si queremos observar a este ave no solamente debemos de procurar ir en unas fechas adecuadas en el año, sino que también hay que coger altitud y seguramente subir algún puerto o montaña. Aún haciendo todo esto, no tenemos asegurado su observación puesto que su número o su localización puede varíar de una temporada a otra.
Este año he ido a buscarlo en teoría a zonas idóneas, en su época justa y con observaciones anteriores de otros años en aquel mismo lugar, y en cambio no lo he visto. Por el contrario a pocos kilómetros (o incluso en la ladera de enfrente) es un ave que abunda, aunque ojo: nunca en grandes números.
Al escribano hortelano, al igual que a muchos parientes de la familia (Escribano montesino o el amarillo y precioso E. cerillo) le gusta el "matu":  matorral de escobales, piornal y pequeños árboles que le sirven de perchas, también espinos y arbustos que resisten el paso del tiempo y la mano del hombre o de la cuerna del rumiante.
Laderas bien orientadas, soleadas y con algo de inclinación, todo esta mezcla sea tal vez el lugar adecuado para buscar a este precioso ave. Una vez escogido el posible lugar en el que puede habitar y llegado a él, tocará tirar de prismáticos y con paciencia y suerte (y algún rayo de sol que anime la fiesta...) esperar a que por alguna percha de matorral o árbol, o quizás en una piedra destacable de aquella ladera, aparezca algún simpático y rechoncho hortelano cantor.
Lo bueno de la especie es que es un ave relativamente colorida y de buen porte si lo comparamos con otras especies, y bien parece que no se esconde ni vive oculto cómo otras aves del hábitat alpino. No difiere en exceso del comportamiento de los otros escribanos montanos, por lo que si estamos acostumbrados a observar a éstos, ahora tan sólo nos quedará amoldarnos a un ave de la misma familia, pero más escasa y estival.
Salvo en Sierra Nevada y quizás algún otro punto aislado, la especie habita más bien en la mitad del norte peninsular, esta distribución se debe a la selección de hábitats de montaña en los principales macizos montañosos (Cordillera cantábrica y Montes de León, Sistema Central, Pirineos, Sistema Ibérico o Sierra Nevada).
La población europea y asiatica de esta especie es migradora de largo recorrido, desplazándose a África a invernar (África oriental Sudán, Abisinia, Somalia, Eritrea, Nigeria y Senegal) durante este paso el ave es tristemente famosa por ser cazada para ser comida, sobretodo por nuestros apreciados vecinos franceses, tan gastrónomos ellos...
Escribano
Ave que puede habitar en diferentes ambientes, desde el nivel del mar hasta superar ampliamente los 2.000 mts. en teoría prefiere zonas de media montaña, con espacios abiertos y que tenga algún posadero. También podemos encontrarlo en los bordes de cultivos o huertos de pueblos de media montaña, que debe ser por ello lo de denominarlo  "hortelano", aunque yo eso de verlo por los huertos no lo veo claro hoy en día, tal vez cuando lo bautizaron sería una especie abundante en paso y aprovecharía el recurso de buscar alimento en las huertas de los pueblos.
El E. hortelano no pierde el tempo cuando llega aqui, ya que a finales de mayo ya está manos a la obra con el tema de perpetuar la especie y suele terminar a mediados de julio. El nido lo realiza en el suelo, protegido por las vegetación o incluso entre piedras. 
Cómo en muchas otras especies es la hembra la que básicamente se dedica a estos menesteres (unos 14 días de incubación) aunque en la alimentación de los pollos también participa el macho de manera secundaria. A los 10-14 días los pollos ya abandonan el nido y a la semana de volar ya suelen independizarse. Los juveniles son dificiles de distinguir de otros escribanos hasta que alcanzan el plumaje de adultos allá por el otoño. Si se han dado la suficiente prisa cabe la posibilidad de una segunda puesta.

Una vez localizado solamente quedará observarlo tranquilamente, pues no es ave de grandes vuelos o maniobras, sino que parece tener queherencia a un mismo espacio, sentarse y escuchar su bello trino en la inmensidad (y a veces en el silencio) de la gran montaña. 
Como es costumbre en esta casa os dejo un breve vídeo del bicho. (si lo veís en HD casi que mejor...)
Con este vídeo voy cerrando la entrada de hoy, en definitiva seleccionando las especies que me gustaría observar, esta primavera estoy teniendo buena suerte con las aves alpinas, pero la próxima entrada será un poco diferente.
Gracias por las visitas y los comentarios.
Un saludo!!

4 de junio de 2014

EL PECHIAZUL. (Luscinia svecica)

Hola amigos/as!!
Hoy seguimos por los montes pues aprovechando el buen tiempo y los fines de semana libres de cualquier otra ocupación, los he estado aprovechando pateando por la montaña. Cómo os explicaba anteriormente, cuando llega el frío y la nieve la mayoría de los habitantes de las zonas alpinas obtán por diversas estrategias de supervivencia; la más común es que los animales simplemente desciendan hacia los valles o cotas aledañas más bajas, a expensas de obtener allí una climatología más benigna y alimento que llevarse a la boca, otros seres vivos deciden quedarse e invernar bajo el manto de nieve, aletargados y gastando la despensa y grasa que han ido acumulando y finalmente esta el caso de otros animalejos que deciden darse el piro e irse a pasar los meses fríos a otras zonas, otros continentes, otros mundos. Vamos, lo mismo que va a hacer nuestro ex-Rey a partir de ahora...
Volviendo al tema que nos ocupa: hoy hablaremos del Pechiazul!!
Este último ejemplo es el caso del Ruiseñor pechiazul (Luscinia svecica) "el ruiseñor sueco" o cómo se le conoce popularmente: el Pechiazul.  He de decir que normalmente (y al igual que otras especies como por ejemplo la Collalba gris o la Tarabilla norteña) es una especie que observo durante su época de paso y en un hábitat completamente diferente al que luego ocupa en primavera, pues son siempre observaciones en humedales y casi a nivel de mar
Esta primavera la estrategia que he seguido (por ejemplo con el Pico mediano, el Gorrión alpino y otras especies que veremos próximamente por aquí) es la de salir de casa con los deberes hechos previamente por la semana y con la idea de observar (e intentar fotografiar, si es posible) solamente a un par de especies concretas por jornada; de esta manera (y salvo sorpresas mayúsculas) me permite aprovechar mejor el tiempo, "perderme" menos y centrarme en las especies por las que siento curiosidad o cierta gana de observar. Y es de lo contrario ya se sabe que:" quién mucho abarca...". Eso no quiere decir que si llegando allí me encuentro con un Quebrantahuesos de frente vaya a cerrar los ojos y seguir fotografiando Acentores comunes...

Asi que paso a paso y con cierto rigor espartano, esta primavera he ido viendo casi por completo a toda la fauna aviar alpina, aves que habitan nuestras montañas más altas, sin duda esto ha sido posible gracias en parte a la ayuda y el consejo inestimable de algunos buenos amigos de los que tengo suerte de poder rodearme, y que desde aquí aprovecho para agradecer.
Volviendo al Pechiazul, pájaro insectívoro estéticamente bello dónde los haya, me apetecía observalo en primavera y además ya puestos a pedir: en su hábitat alpino. También es cierto que cuando lo he observado durante el paso y en humedales, el ave se muestra muy desconfiada y mantiene las distancias, en cambio en la montaña permite más confianzas y buenas observaciones.
En España generalmente se encuentra en algunos puntos concretos de la península, básicamente: Cordillera cantábrica (Palencia, León, Zamora, Asturias) y en el Sistema Central (Sierras de Somosierra, Guadarrama, Gredos, Béjar, en Segovia, Madrid, Ávila, Salamanca, Cáceres, hasta la Serra da Estrela, ya en Portugal). Seguramente haya más sitios o lugares en los que lo hayáis podido ver, pero la población "pechiazulesca" se debe de aglutinar entorno a estos lugares principalmente o al menos eso dicen los libros.
En la Península Ibérica podemos encontrarnos con varias situaciones en esta especie; por un lado aves reproductoras (subespecie cyanecula) estivales que viene en los meses de primavera, crían y luego al final del verano se van de aquí (migración nocturna) a invernar a lugares remotos cómo por ejemplo las sabanas africanas o el sur del Oriente Próximo. Estos deben de ser la mayoría de ejemplares. 
Por otro lado hay otros pocos individuos que deciden no irse e invernar aquí pero eso sí, en zonas más cálidas y bajas como riberas de las cuencas de ríos interiores (Tajo, Guadiana...), creo que no es el caso de nuestros Pechiazules "norteños", pero al parecer haberlos haílos por el sur. Y finalmente nos queda el tercer tipo que son los ejemplares que huyendo del frío del Norte, vienen a invernar a nuestros humedales litorales y riberas de ríos (que son los que yo observo por ejemplo en la Ría de Villaviciosa) por tanto siguen la misma conducta que otras muchas especies de aves. Este último grupo que llega coincide con los Pechiazules que han pasado la primavera y el verano aquí criando y que ahora se van a invernar a otro lado.
En este páxaro los que saben de la pluma al parecer no se ponen muy de acuerdo con el numero de subespecies que existen dentro del mismo ave, unos dicen que son 10-11 tipos otros reconocen solamente 7, pero si nos dejamos de rollos aquí normalmente observamos a la subespecie svecica, en la que los machos presentan medalla roja y la cyanecula, con medalla blanca (que es la que cría en la península Ibérica). El tercero en juego viene pero no cría (cómo el svecica) es la subespecie denominada namnetum, mucho más pequeña y que procede del este de Francia, por lo que utiliza o pasa por nuestros humedales cantábricos. Algunos entendidos dicen que dado que la gran mayoría de Pechiazules que crían aquí carecen de la medalla blanca típica de los de centroeuropa y además viven aislados geograficamente, podrían ser considerados de la subespecie azuricollis. Este puede ser el caso del Pechiazul que he fotografiado en esta última salida. 
¿Creo que se le ve bien el famoso pecho azul, no?. Además los estudios (no me he enterado de mucho la verdad con tanto ADN mitocondrial y citocromo...) dicen que los Pechiazules de aquí, geneticamente están bastante alejados de la subespecie cyanecula.
Y ya para complicarnos la vida más, también hay algunos estudios que dicen que la población española es diferente a la del resto de subespecies conocidas, por lo que estarían catalogados en otra subespecie diferente y propia exclusivamente de aquí...
Pechiazul España
He de decir también que a pesar de estas variables no es un ave nunca abundante, más bien cómo muchas otras aves alpinas es escasa, pero siempre aparece alguno y por lo llamativo de los colores de su plumaje y la tendencia a cantar en perchas le hacen inconfundible ya a larga distancia.
Dar con el Pechiazul en primavera no ha sido sencillo pero tampoco muy dicicil, primero hay que subir arriba hasta su hábitat (sin datos concretos) seguramente allá dónde voy a buscarlo en Asturias ronde por encima de los 1.500 mt. Normalmente puede habitar desde los 800mt en zonas de León a los 2.100mt de Gredos. Una vez llegado allí arriba, que nadie espere encontrar bandadas de ellos de un lado para otro, sino que suele ser un ave bastante territorial y que escoge laderas de montaña pero poco escarpadas y bien orientadas al sur, suelos húmedos y especialmente con piornal/brezal/escobal bastante denso cómo modo de vida.
Una vez llegados aquí en el comienzo de la primavera, la hembra de colores más apagados que el macho, será la encargada tanto de la construcción del nido en la zona seguramente más densa, con forma de cuenco a base de hierbas y musgo, en el que depositará entre abril y junio de 5-6 huevos, como seguramente también llevará las riendas en cuanto a la alimentación.
Allá arriba en estas fechas todo es sonidomovimiento a un ritmo frenético, pues todo el que viva allá sabe que tiene que darse prisa en sus tareas ya que aunque suene raro el frío y posteriormente la nieve no tardarán en volver de nuevo, aunque aún no se haya ido del todo de las cumbres más altas y las zonas más sombrías de las laderas. Al llegar allá me encuentro con un día gris y plomizo y me reciben unos acogedores 8 grados de temperatura nada más poner el pie en el puerto, toca tirar de armario/maletero y ponerse ropa de abrigo. Además para complicar más las cosas comienza a llover, cosa que no parece contentar mucho ni a servidor ni a las propias aves, que en el interior del piornal  y los matorrales formados por brezo se resguardan en silencio, esperando que cese la lluvia.

Poco a poco voy subiendo por la montaña, me entretengo con alguna especie que no entraba en el plan del día esperando mientras que cese la lluvia. He dedicado la mañana prácticamente a llegar hasta allá arriba a paso tortuga perdiendo el tiempo mientras se arregla lo metereologico, pero una vez llegado allí veo que seguramente sea la zona más óptima (o al menos tiene toda la pinta) para ver a esta especie, mientras ha parado de llover y comienzan a aparecer los primeros claros del día, el cielo se convierte poco a poco en azul.
Es curioso cómo tras la lluvía con el primer rayo de sol que aparece en muchas horas, los pájaros comienzan a salir del interior del escobal, acentuado todo ello por la época de reproducción en la que nos encontramos inmersos. Mientras se hace la luz y proporcionalmente el ISO va bajando, no pierdo el tiempo y aprovecho para ir buscando un sitio bueno de observación y de paso quitarme la comida de encima. Del pequeño pero denso escobal empiezan a brotarle sonidos de dentro, y al poco a salir aves de él utilizando las puntas del arbusto como perchas. Salen a escena los abundantes Acentores comunes y Escribanos montesinos, algún que otro Chochín y una bonita y llamativa pareja de Escribano cerillo
No solamente hay que mirar en esa dirección o este lugar concreto, pues por la propia ladera también anda por el suelo la astuta Alondra común.
Y por el aire patrullan las rapaces y carroñeras, siempre es bueno pararse a observarlas detenidamente, pues puede caer alguna sorpresa cómo en este caso un joven Buitre negro, especie poco común aquí en el Norte, pero que de vez en cuando se deja ver algún ejemplar en dispersión. Pena que aún el día no estaba del todo claro, porque el bicharraco este (o la "tabla de planchar" con alas, que es lo primero que se me vino a la cabeza al verlo) bien cerca me pasó..
En una zona de pastoreo como esta, el brezal y el piornal van retrocediendo exponencialmente al número de rumiantes y mecheros que entran en escena, por lo que estas zonas sin poder regenerarse y a su vez mengudas por el fuego, se han convertido en verdaderas  "islas" y oasis en medio de la pradera desnuda en las que toda ave que intente sobrevivir o criar allí debe de recurrir a ellas. 
Por fín tras estas aves aparece un receloso Pechiazul, sin duda el más "gallu" del lugar, el que más se mueve por la parte baja del matorral como si de un ratón se tratase...
Pero en cuento tiene la oportunidad no duda en exponerse sacando pecho en los lugares más altos y destacados. 
Aquí estoy yo...
La cosa se complica y surge el dilema interior cuando más arriba, posado en un árbol seco, a la vez aparece también un bonito y cada vez más escaso Escribano hortelano.
Resulta simpático como en mitad de aquél paraje, en completo silencio, sin viento, y aún sin mucho ganado paciendo por medio, el trino tanto del Pechiazul como del Hortelano hacen eco en la cercana pared de la montaña y pensando el ave que otra semejante le reta, aquél más se esfuerza todavia y se inquieta en conocer a su contricante imaginario. 
Si no saliera al escenario a cantar en todo lo alto, podría pasar por allí cien veces y decir que no habría ningún pajaro en aquél lugar.
Observando los movimientos del ave y tirando alguna foto mala y lejana sorprende la querencia que tiene por utilizar siempre las mismas ramas y puntas para posarse y reclamar, por lo que la estrategia hoy pasa por apostarse cerca de uno de estos posaderos o perchas habituales, confiar en el camuflaje y en la quietud, esperar a que con un poco de suerte más tarde o temprano se pose el pájaro azul en aquella rama escogida.
En algunos intentos la cosa fracasa totalmente por la situación concreta del posadero del ave, en la que me deja muy al descubierto y sin cobertura en la que poder esconderme, el ave es recelosa y además el ruido del obturador no ayuda mucho. Es posarse y al segundo marcharse, por lo que habrá que cambiar de lugar. Muchas de las conductas se me asemejan a las del apreciado y conocido Petirrojo europeo, cierta manera de moverse, las perchas que utiliza para cantar, cómo caza los insectos regresando a la misma percha, la forma de expulsar a otros parientes... 
En cambio el Pechiazul a mi me parece más vivo y nervioso que el "pechonaranja" y ya no digo cuando expulsa a otro Pechiazul que aparece en escena por el mismo escobal, lo cuál no hace sino "encenderlo" más aún, pues se persiguen agresivamente volando de ladera arriba ladera abajo planeando con la  preciosa cola naranja con borde negro, bien abierta y descendiendo a cámara lenta antes de posarse en otro punto.
Con el paso del tiempo el ave se vuelve más confiada y tolera mejor mi presencia, en posición de cuclillas o literalmente echado en el suelo, metido entre sus ramas solamente espero tres cosas en esos momentos: que la lavadora tenga un programa largo, que no me vaya con muchas garrapatas para casa y sobretodo: moverme lo mínimo para no asustar o molestar al ave. Me he dado cuenta de que lo bueno de observar aves alpinas es que muchas veces una vez pasado el "susto" inicial del contacto con el humano, suelen ser aves más confiadas que otras de diferente hábitat, eso sí siempre y cuando no te pases de la raya imaginaria que dibujan y no hagas movimientos bruscos, ruidos etc. e incluso son ellas las que se te acercan a ti, ya sea por curiosidad o porque asocian a los humanos a la comida fácil.
Aprovecho estos espacios de tiempo muertos en el que el ave no aparece más por la percha para estas filosofadas mentales y además para revisar las fotos tomadas con la cámara, borrar y configurar los parámetros de la cámara e ir corrigiendo los defectos que voy observando. Ensayo y error lo llamaban.
No hay disculpa alguna para permanecer allí más tiempo, pienso que vale más regresar otro día (o quizás incluso otro año) pues es un ave que tiene mucho apego a la zona en la que cría (regresando al año siguiente al mismo lugar) que en cambio insistir mucho tiempo en el mismo lugar, pues no somos invisibles y cualquier molestia en esta época (por mínima o ingenua que sea) puede alterar el curso de las cosas.
Me queda solamente deshacer el camino, visitar otras especies montanas que pronto aparecerán por aquí y volver desriñonado y puerco para casa, me espera un largo camino pero regreso contento.
Cómo siempre hago, os dejo un vídeo de propina, no es de muy buena calidad (ruego verlo en calidad HD que pa´eso lo trae la máquina... jajaja) y además esta grabado a pulso, pero por un lado escuchareis perfectamente el repertorio que tiene el bicho, y por otro veréis que tanto las fotografías cómo el vídeos que aparecen aquí se han obtenido con el mayor respeto hacía el animal, pues lo veréis tranquilamente en su percha.
Las fotos han sido tomadas a distancia a 500mm con el teleobjetivo y en su mayoría tienen también un buen recorte antes de subirlas aquí.

 Un saludo y muchas gracias por los comentarios/visitas.