25 de enero de 2016

EL PÁJARO MOSCÓN EUROPEO. (Remiz pendulinus)

Hola compañeros/as!!
La escapada a Cantabria dió para mucho por ello vamos con esta tercera y última (por el momento) entrega de la salida. Cómo ya os comenté en anteriores capítulos, el primer objetivo del día fue en Santoña y el famoso y cercano Somormujo cuellirrojo.  
Después de estar gustosamente unas horas con el bicho pasamos a la vecina Laredo y su fotogénico Zampullín cuellirrojo, el cuál se hizo de rogar bastante ese día, por lo que finalmente acudía a mi tercer objetivo del día un tanto mal de tiempo sobre la hora prevista y sin comer... 
Y es que para mi regreso a la Patria había programado parar antes a buscar el último objetivo de día: conocer a la población invernante de Pájaro moscón europeoCuando llegué al lugar indicado ya estaba un tanto desfondado de cumplir con los otros dos objetivos, pero lo que es peor: ya estaba anocheciendo, así que sin más preámbulos me dirigí directamente a la "zona caliente" por dónde deberían de moverse las aves de esta simpática especie.

Si os sincero hasta hace poco tiempo desconocía totalmente que esta especie estuviera presente de manera constante cada invierno y con un buen número de ejemplares en la vecina Cantabria , tan cerca de casa. Dado que por ejemplo en Asturias no aparece ni como reproductor ni como invernante, y que yo recuerde me suena el registro en el año 2.012 de un par de aves capturadas para anillamiento en la Ría de Villaviciosa, poco más.
Al pájaro moscón todos lo asociamos a lo singular de la construcción de su extraño nido colgante pero evidentemente aquí en el norte de momento nos tenemos que contentar con que comiencen a invernar aves procedentes de Europa (Italia, Francia, Dinamarca, Austria, Alemania, Polonia, Balcanes...). 
En invierno parece frecuentar las zonas pantanosas, marismas y sobretodo con abundante carrizo, en dónde forma dormideros, también parece asociarse en grupos a partir de la llegada del otoño, que es cuando comienza a dispersarse a otras zonas, por ejemplo los Moscones del centro y este de Europa se desplazan hasta el sur, llegando algunos de estos ejemplares a la Península Ibérica.
En la Península cría en algunas zonas tradiciones como por ejemplo el valle del Ebro o en algunas zonas del Levante, sin embargo parece que es una de las aves en expansión, especialmente en los últimos 20 años fundamentalmente hacia el Oeste y Sudeste peninsular, apareciendo ya en casi todas las cuencas fluviales importantes. 
Sea dónde sea lo que parece necesario para tener su presencia es una masa de agua y sobretodo un buen carrizal, acompañado de unos buenos álamos, sauces etc. en donde el ave pueda refugiarse, alimentarse y especialmente construirse su singular nido colgante:
Aquí por el momento en la Cornisa cantábrica y parte de Galicia sin embargo parece resistirse dado que quizás ni el clima ni la orografía le son especialmente propicios a esta singular especie, además que tampoco es que andemos sobrados de carrizal en un estado óptimo...
Lo complicado del asunto no fue localizarlos en la zona que ya llevaba bien apuntada y aprendida desde casa, sino que a la hora que llegué ya oscureciendo casi todas las aves que localicé estaban reagrupadas en el interior del denso carrizal, por lo que intentar observarlas allí dentro metidas se hacía muy complicado.Ya no digo fotografiarlos...
Ya desde el principio comprendí que los Moscones no utilizan posaderos ni perchas visibles cómo por ejemplo las puntas del carrizo, sino que prefieren estar ocultos y moverse por la parte baja-media del carrizo, por lo que puedes escucharlos y verlos moverse entre las ramas al lado tuyo y sin embargo no llegar a verlos, a esto se le suma a que el ave tiene un carácter tímido.
A punto de abandonar la misión de fotografiarlos y dejarla para otro día con más calma decidí darme una vuelta por el resto de este bonito espacio antes de regresar para la Patria, con toda la suerte del mundo de que caminando por el sendero en el árbol más cercano al carrizo, estaban posados en sus tupidas ramas un par de ejemplares de esta especie junto a una pareja de Herrerillo y un Mosquitero que curiosamente se empeñaba en darles cera. 
Yo no podía creérmelo después de anteriormente volver loco al sistema de enfoque de la Nikon en el carrizo intentando sacar algo decente y sin cañas de por medio, pero sin embargo allí estaban ahora tan tranquilos soleándose, o pienso que esperando reunirse para bajar al barrizal a dormir, ajenos completamente al paso de personas, bicicletas, perros. 
Al pájaro de la máscara negra destaca nada más verlo de primeras y no se le puede confundir con ninguna otra especie, este singular antifaz es más ancho en los machos que en las hembras. Si os fijas el pájaro moscón no destaca sólo por la máscara de color negro sino que también tiene toda una gama de tonalidades y matices en su plumaje que van desde los bordes marrones en la frente, el dorso de castaño rojizo, el obispillo pardo claro, cabeza blanco grisácea y una cola larga de color gris con bordes blancos en las recreces. 
Destaco dos cosas que me han llamado la atención al observarlo por primera vez aunque sea brevemente y con escasa luz, primero el color acastañado rojizo tan singular que presenta en el dorso de su plumaje. Sin duda precioso, sinceramente para nada me imaginaba un ave con tantas tonalidades:
Por otro lado me sorprendió también encontrarme con un ave con unas patas negras robustas con dedos desproporcionados y que doy por seguro que le serán muy útiles a la hora de agarrarse a los largos y estrechos troncos del carrizo. Fijaros en la fotografía de abajo:
Ya sin apenas luz y dejando la tarea de la fotografía de los Moscones decentemente y con buenas condiciones para otro día, ya de noche me dirigí para casa con la satisfacción de haber cumplido con todas las metas del día. Un día sin duda completo y redondo.

Espero que os haya gustado la entrada de hoy, cómo siempre: gracias por los vistazos y las palabras.

22 de enero de 2016

EL ZAMPULLÍN CUELLIRROJO. (Podiceps auritus)

Hola de nuevo compañeros/as
El otro día hablábamos de la visita a las Marismas de Santoña y de la estrella del lugar en estos momentos, el famoso Somormujo cuellirrojo, pues hoy toca hablar del otro de los "objetivos" del viaje a Cantabria, que no era otro que visitar la cercana y bonita Laredo y a su Zampullín cuellirrojo (Podiceps auritus) que pulula por el interior de su gran puerto deportivo. Las presentaciones:
Siguiendo con el relato del día anterior después de dejar en Santoña al Somormujo cuellirrojo bien acompañado por media docena de fotógrafos, a eso de las 12.00 del mediodía puse rumbo a la vecina Laredo parando antes brevemente primero por Cícero y después por la zona del Monasterio de Montehano ya que quedaban de camino, ambos lugares desde donde pude observar todo lo que hay en estos momentos por allá (y que no es poco) Cisne cantor, Garceta grande, grandes grupos de anátidas (destacando la "silbonada"), las famosas Barnaclas carnearas (más de 300), Serreta mediana, Colimbo grande (unos 15 ejemplares diferentes) Colimbo chico...etc. Cícero:
Lo único que me quedó pendiente de ver fueron al Águila pescadora , los dos Moritos y el Págalo parásito "acosador de reidoras", pero por falta de tiempo tampoco les dediqué sinceramente mucho tiempo. Hay que tener en cuenta que incluso comiendo mientras conducía ,por no perder tiempo en este menester, las horas de luz son las que son y el tiempo es efímero (no lo desaproveches: sé feliz). Zona del Monasterio:
Llegar hasta la vecina Laredo no tiene mayor problema o inconveniente, una vez aparcado el coche al lado del puerto quedaba lo más difícil: buscar al pequeño Zampullín entre tanto amarre, pantalán, barcos etc. dado que el "puertito" se las trae en cuanto a tamaño y ciertamente nada más llegar allí pequé un poco de:
y justo me puse a caminar por el lado contrario de dónde se encontraba el ave, por lo que me tocó "patear" y dar toda la vuelta completa al puerto. Por suerte, una vez más había gente observándolo antes que yo, por lo que di con el ave gracias a ellos, en este caso además se trataba de mis viejos amigos Cántabros Belén y Jesús junto a Álvaro Bustamante y un señor no identificado.
He de decir que al escaso y bello Zampullín cuellirrojo ya lo tenía observado previamente aquí en Asturias, dado que casi todos los inviernos se deja ver algún ejemplar por la Bahía de Gijón, pese a que es una de las aves que se va enrareciendo cada invierno que pasa. Casi siempre ejemplares solitarios que suelen asociarse a sus parientes los Zampullines cuellinegros, mucho más abundantes y cercanos.
Todas mis observaciones previas a Laredo eran de aves lejanas, con una meteorología de perros y aves que generalmente no permanecían mucho tiempo en el lugar, por lo que en definitiva tenía especial interés en poder observar a un ejemplar de esta especie de cerca. Es quizás el Zampullín Cuellirrojo el más norteño de los tres, siendo Finlandia el país que alberga el 68% de la población total europea y es también el más escaso de la familia.
En el caso concreto del Zampullín de Laredo, al llegar al sitio adecuado con la lengua afuera ya parecía que ese día no estaba muy dispuesto a posar para las cámaras tal y cómo había hecho días atrás, la cosa no tenía buena pinta y no estaba por la labor cuando después de casi dos horas de espera, ni la luz del día, ni la amplitud del puerto y sobretodo el bicho colaboraban en lograr mi objetivo de verlo de cerca. 
Se ve claramente que el ruido o las ondas producidas por las embarcaciones que entraban al puerto le hacían desconfiar (antes incluso de que el barco entrara) y por eso se alejaba y se mantenía en el centro cada vez que llegaba un barco, en una posición y distancia de seguridad
Calculando con el Sigpac en casa el ave estaba exactamente a unos 170 metros de distancia de nuestra posición, unido a su pequeño tamaño, hacían imposible sacarle una foto decente con el "cascanueces". La verdad es que en esos momentos ya casi lo daba por perdido y nos dedicábamos mientras a mirar las gaviotas, Martin pescador, Correlimos oscuro etc. pues cada vez que parecía que el ave se iba acercando llegaba un nuevo barco y vuelta a empezar...
Cuando ya casi arrojaba la toalla con Laredo y su Zampullín pues aún además me quedaba un tercer objetivo por intentar en mi escapada a Cantabria y las horas de luz ya escasean, al Zampu le dio por relajarse justo pegado a la orilla, pero en la contraria a la nuestra!! (a unos 260 metros de distancia para que nos entendamos) por lo que tocó por segunda vez dar toda la vuelta completa al puerto con todos los bártulos encima.
No os tomes a coña lo del puerto y las distancias, no en vano y según me explicaba el gran Jesús a pie de terreno, asemejándose a los famosos aeropuertos "fantasma" esta fue una obra de 90 millones de euros con 1.200 amarres para embarcaciones pero el problema es que no tiene barcos y el Gobierno Cántabro va a tener que rescatar la obra al fracasar su gestión privada...
Cómo el día estaba saliendo redondo y tenía la suerte de cara, nada más llegar a la otra orilla el bicho comenzó a confiarse y ver que no éramos una amenaza para él, por lo que poco a poco fue acercándose a nuestro lado. Cómo en este lado no entraban barcos el Zampullín estaba tranquilo sin apenas moverse del lugar.
La guinda del pastel fue a las 16.30h de la tarde cuando el dueño de uno de los dos barcos atracados en el gran pantalán amablemente dejó pasar y bajar a todos los fotógrafos reunidos allí, la estampa de ver a media docena de fotógrafos arrastrándose por el suelo desde luego era curiosa...
No es por dármelas de listo pero conociendo a la especie y tras tres horas observando al bicho y su comportamiento poco sociable, nuestra estrategia fue toda la contraria al resto de fotógrafos quedándonos arriba, pues el Zampullín evidentemente al ver tanto movimiento por los pantanales (y eso que la gente fue respetuosa, procurando moverse despacio y no asustar al ave) lo que hizo fue lo mismo que llevaba haciendo toda la mañana al ver un barco llegar, instintivamente alejarse de todos ellos hacía al lado contrario, lado en el que justamente estábamos nosotros ya preparados, por lo que las fotografías fueron a placer.
He de decir que en ningún momento el ave ni se asustó o fue molestada, ya que a los cinco minutos el Zampullín comenzó a confiarse y acercarse a ellos, para delicia del pueblo.
Mi cita con el Zampullín y con Laredo se había alargado más de lo previsto así que si quería cumplir con el tercer objetivo del día antes de que anocheciera, debía de irme ya, por lo que allí dejé a la gente y el ruido de los obturadores a todo trapo, dándole las gracias al patrón del barco por ser tan amable y dejar bajar a la gente. Antes de irme y viendo que no suponía ningún problema para la tranquilidad del bicho, no pude resistirme y también bajé a tirarle unas fotos a ras de agua.
Un saludo y muchas gracias por las visitas y los comentarios y nuevamente darle las gracias a Ernesto por su ayuda y consejos y a Belén y jesús por pasar una agradables horas.