23 de diciembre de 2015

ÁNSAR NIVAL. (Anser caerulescens)

Hola amigos
El pasado jueves 17 de diciembre el gran Manuel Quintana junto a Charo Fernández descubrieron en el Embalse de San Andrés (Gijón) dos ejemplares de Ánsar Nival (Anser caerulescens) asociados al Cisne cantor (Cynus cygnus) también descubierto por el propio Quintana (que está que parte la pana...) y que ya lleva un par de semanas por allí "instalado" (creo que desde el 4 de diciembre).
Al cantor ya me había escapado a echarle un ojo al embalse un par de veces, recordando mientras lo miraba a través del telescopio la anterior observación de la especie que tuvimos por aquí hace ya un par de años (año 2.012) por la Ría de Villaviciosa, con aquel grupo tan majo que dió tanto de sí...
CISNE CANTOR RIA DE VILLAVICIOSA AÑO 2012
Uno de los lugares más próximos y accesibles que servidor tiene viviendo en Gijón y visitando Oviedo frecuentemente, mi ciudad de origen, es el Embalse de San Andrés de los Tacones ya que está de camino entre ambas ciudades, a un lado de la famosa autopista "Y" y solamente a 15 minutos desde casa. 
Este embalse al igual que los de la zona centro asturiana (Tragona o La Granda) se construyeron en su momento con un fin eminentemente industrial, pero en la actualidad el de San Andrés parece no tener ninguna función/actividad concreta, o al menos eso me lo parece a mi. Incluso una de las compuertas parece tener una deficiencia y por no solucionarla el embalse bajó de nivel de agua y desde entonces así quedó, tal vez ese "abandono" o que mantenga el mismo nivel de agua sin grandes o repentinos desembalses haya producido a medio plazo un cierto factor favorable para la presencia de ciertas especies.
Anteriormente era un espacio frecuentado por piragüistas, pescadores, cazadores y un sinfín de molestias variopintas (creo que allí he visto prácticamente de todo...), pero bajo mi manera de ver las cosas, desde que en el 2.012 el Principado dejará de gastarse 6.000€ en soltar truchas para que posteriormente fueran pescadas, la afluencia de gente/molestias bajó considerablemente en este espacio tan frecuentando en el pasado dado su proximidad a las dos grandes ciudades de Asturias. Siempre que paso por allí (en 10 años de noviazgo distribuidos entre Oviedo y Gijón fue parada obligatoria y motivo de retraso en las citas con posterior bronca de la parienta....) pienso en las posibilidades que podría tener para las aves con una inversión mínima y dado su estado actual, además con el factor a favor de una buena accesibilidad y comodidad del emplazamiento.
El aviso de Manuel sobre la observación de los nivales ya era motivo de visita obligatoria al día siguiente de comunicarla, y más si encima coincidía con el inicio del fin de semana, por lo que el pasado viernes me escapé para allá según salí de trabajar, con la esperanza de que los nivales no se hubieran marchado ya. En la fotografía de abajo, enfrente al telescopio, se pueden observar un par de "bultos blancos" en la otra orilla:

Cómo veis la distancia (unos 320 metros) era considerable a pesar de que por tamaño y por color del plumaje los ánsares y especialmente el gran cisne daban el cante a distancia, demasiados metros para el "cascanueces" (Sigma 150-500) y que de él saliera algo decente en las fotos:
El ánsar nival es un ganso mediano que comparado con el Cisne cantor que los acompaña parecen patos diminutos. Las aves de esta especie presentan dos plumajes o morfos diferentes, unos son de color blanco níveo, salvo las primarias que son de color negro, lo que hace que cuando los observas con las plumas recogidas son aves enteramente blancas salvo las puntas negras de las alas. Más raros son los del morfo oscuro que por contra, solamente tienen blanco en la parte alta del cuello y la cabeza siendo el resto del cuerpo de un color gris oscuro. En ambos las patas y picos son de color rosa.
La importancia de la observación está en que son aves que no se suelen prodigar mucho por nuestras latitudes, pues son aves que crían en las regiones árticas de Norteamérica o al otro lado en Groenlandia o la isla de Wrangel (Siberia). Cómo veis a los bichos no les gusta mucho el calor pero cuando llega el invierno se desplazan a las costas y cultivos o a las zonas húmedas de los USA, llegando hasta el Norte de México.
Por tanto las escasas aves de esta especie que observamos en la Península Ibérica son de procedencia diversa: lo más común es que sean o bien escapes de colecciones, parques locales o zoológicos, por otro lado también pueden ser aves llegadas de otros países de Europa (Inglaterra, Holanda, Noruega...) de poblaciones ya asilvestradas que bajan hasta aquí siguiendo tal vez su instinto migrador o una repentina oleada de frío europeo. 
Finalmente ,y si no hay nada que demuestre lo contrario, evidentemente también existen posibilidades de que los ánsares nivales que estamos viendo sean realmente aves salvajes que hayan cruzado el charco. Esto último queda atestiguado por las citas en las Azores (3 observaciones de los 11 registros homologados en Españistan) o por la observaciones en Holanda de un ave anillada en el Canadá. 
Además comentan los expertos que la aparición de estos nivales en San Andrés coincide en el momento con la llegada de otros congéneres a otras zonas no habituales, lo cuál podría reforzar esta teoría.
¿Quién sabe de dónde han llegado estos dos?. La época de la observación es buena y a simple vista de telescopio se ve no están ni alicortadas ni portan anillas, lo cuál tampoco quiere decir mucho, pues no hace tanto tiempo por ejemplo en el vecino Parque Isabel La Católica de Gijón te podían sobrevolar Cisnes negros, Barnaclas, un Silbón chileno etc. 
En el par de horas que estuve viéndolos se ve también que presentan un comportamiento "salvaje", asustadizos ante cualquier posible amenaza, tímidos y manteniendo las distancias incluso con el resto de aves. Siempre atentos y vigilantes a cualquier movimiento, lo cuál ciertamente no suelen presentar aves de entornos humanizados. Aquí abajo escapando de una vaca que además pasaba completamente de ellos:
Puede que incluso la presencia del propio Cisne cantor haya ayudado (o ayudará) en un tipo "efecto llamada" a que otro tipo de aves en migración paren por allí al ver al gran cisne navegando por las aguas o paciendo tranquilamente en las orillas del embalse. En las fotos de abajo se aprecia como la inmensa bola blanca con patas del tamaño de la Bellota del número 6 intenta hacerse amigo de los nivales y como éstos se alejan de él:
Las anteriores observaciones de Ánsar nival en España son de enero y noviembre del año 2.012 tanto en el Pantano del Ebro (en la vecina Cantabria) así cómo en Cambados (Galiza) respectivamente. 
Ansar Nival en Galicia
Si bien el nival observado por el amigo Manuel Estébanez portaba una anilla verde de plástico, por lo que posiblemente el ave era un escape de origen holandés.
Ansar nival en Pantano del Ebro
Otros Nivales observados y además de la más rara fase oscura, fueron por ejemplo los de Villafáfila (Zamora) en enero del año 2.003 o en la Nava (Palencia) un año después en en enero del 2004.También en el año 2.003 se observó un ejemplar en las Saladas (Teruel) etc.
http://www.avesibericas.es/anscae.htm
Sea del origen que sea, fue un placer poder observar una especie en primer lugar nueva para mí y en segundo lugar que no suele dejarse ver habitualmente, todo ello pasando además un buen rato de charla y reencuentro con otros "paxareros" a los que hacía tiempo que no veía, dado que últimamente no me prodigo mucho en salir.
Finalmente os dejo un par de vídeos:
Espero que me perdonéis la calidad de las fotos y de los vídeos, la gran mayoría de lo que muestro hoy aquí están sacadas con el teléfono móvil pegado al telescopio, por lo que admito que esta vez la cutrez es máxima pero es lo que hay. 
Agradecerle a Manuel Quintana el descubrimiento y que lo haga público para el goce y disfrute de los mortales. 
Un saludo!!



22 de octubre de 2015

ESCRIBANO LAPON. (Calcarius lapponicus)

Hola amigos
Hoy la entrada número 100 del blog (quién lo diría...) va dedica a una especie a la cual personalmente tenía muchas ganas de observar, y que por circunstancias o simplemente por mala suerte, siempre que le dió por presentarse por aquí yo no podía acercarme a verlo. Se trata de otro integrante más de la familia de los Emberícidos en este caso hoy vamos a hablar del escaso (por nuestras tierras) Escribano lapón (Calcarius lapponicus).
Anteriormente aquí ya habíamos hablado largo y tendido de los siete más conocidos de la familia o que al menos yo había logrado observar hasta el momento, algunos de manera cómoda al ser aves comunes o habituales cómo por ejemplo el E. montesino (Emberiza cia) o el E. cerillo (Emberiza citrinella) o también al esquivo  E. soteño (Emberiza cirlus).
Mientras tanto en el duro invierno pasado nos fuímos a la Ría para observar al invernante E. palustre (Emberiza schoeniclussiempre cercano a las zonas encharcadas, y en cambio durante el verano tocó subir al monte para observar al bello veraneante E. hortelano (Emberiza hortulana).
También a cada primavera-verano toca tirar alguna foto al robusto y cantarín Triguero (Emberiza calandrael verdadero "panzer" de la familia:
Finalmente durante los meses fríos se dejó ver por nuestras costas algún ejemplar despistado del bonito y níveo Escribano nival (Plectrophenax nivalis), un ave que estéticamente no puede ser más guapo y eso que el nivel dentro de la familia es alto y variado...Casi todos los años se deja ver algún ave, fundamentalmente por nuestro litoral.
Así que viendo el historial confiaba en que más tarde que temprano podría tener la oportunidad de observar al Escribano lapón (Calcarius lapponicus) cuya población invernante ya es de por sí escasa en nuestras latitudes y cuyos ejemplares más cercanos invernan regularmente en Normandía o la Bretaña. 
Cómo decía en aquella entrada publicada sobre los Escribanos es en el año 1.972 cuando tiene lugar la primera cita en España del Escribano lapón y hasta 1.994 había solamente 14 registros homologados.
Desde entonces me imagino que el número de citas será bastante más numeroso, dado que también desde aquella somos muchos más los que dejamos los ojos en los bichos y los conocimientos en identificación de aves han también aumentado (especialmente los pajaros pequeños), por no mencionar el tema de las comunicaciones acerca de las citas (redes sociales, foros etc.), por lo que en definitiva hemos mejorado abismalmente desde aquella en algunos aspectos.
La parte positiva es que la mayoría de estas observaciones de E. lapones corresponden al litoral cantábrico y en fechas otoñales, por lo que me encontraba en el sitio perfecto, con los contactos adecuados y en las fechas propicias para la observación de esos ejemplares dispersos que se pasaron "de frenada" a la hora de dirigirse a sus cuarteles de invierno más habituales. 
Gracias al aviso del ornitologo local Luis Carrera pude observar a mis primeros lapones con un par de singularidades que hicieron que disfrutara doblemente de esta observación, ya de por sí esperada y deseada desde hace tiempo. Por un lado eran dos los ejemplares descubiertos ("cutrefoto" de las pocas veces que los pude ver juntos):
Además a los lapones les dio por parar cerca del pueblo en Llanes al cuál precisamente me dirigía ese mismo día y finalmente antes de ir hasta Llanes venía de pasar parte de la mañana por el Cabo Peñas intentando observar infructuosamente a otro lapón aparecido por allí dias atrás. Con lo cual los dioses se juntaron y decidieron darme una alegria, más cómodo y mejor planeado: imposible.
Gracias a las indicaciones precisas de Luis pude parar en el pueblo, saludar a la familia y con la misma dirigirme rápidamente al lugar. 
Nada más llegar en el mismo camino ya encontré al primero de ellos, junto a un grupillo de Alondras comunes (Alauda arvensis) las cuáles instintivamente aplicaban su táctica de quedarse inmóviles y dejándolo todo en manos del camuflaje de sus plumas, aunque bien es verdad que en los suelos verdes de Asturias el resultado no es el mismo que en mitad de una estepa castellana y ciertamente daban un poco el cante...
La impresión nada más ver un lapón por primera vez es la de observar un ave de cabeza robusta, con ese pico corto y grueso tan caracteristico propio de la familia. Ciertamente en vuelo se asemeja a la Alondra pero sin embargo el tamaño es mucho inferior, comparado con ellas y no tiene el borde blanco en las alas.
Si para las Alondras esto no es la Tierra de Campos para el lapón tampoco son estos los montes del norte de Laponia o las tundras finalndesas, por lo que aunque sea rodeado de alondras, bisbitas o pardillos, el ave destaca en el suelo sobremanera. 
Bien es verdad que siempre que queremos ver este tipo de aves escasas o raras nos acordamos (o vemos en las guías) el precioso plumaje que tienen cuando son adultos o el que lucen en época reproductora, y en cambio aquí se nos presentan aves juveniles o con plumajes descoloridos muy alejados estéticamente de los lucidos meses atrás. En fin, menos es nada y si siempre nos quedará la opción de viajar a los lugares de origen para poder verlos con sus mejores galas.
Al momento, con el paso de una pareja de andadores+perro por el mismo camino, ya descubro también que los lapones no son de la corriente confiada y cercana de la familia, sino que son más bien de la parte Escribana asustada, cautelosa y que no dejan aproximarse mucho. Supongo que también dependerá de si el ave está o no muy cansada o del contacto previo que hayan tenido con los humanos.
Si el peligro viene por tierra suele levantarse con facilidad y alejarse volando del lugar unos cientos de metros, si la amenaza viene por aire en cambio adopta la estrategia de sus compañeras de viaje: se queda inmovil agazado en el suelo o incluso busca una zona cercana de vegetación más alta en dónde ocultarse hasta que pase el peligro.
Abajo podeís observar en la fotografía el hábitat llanisco en dónde han decidido parar a descansar y reponer fuerzas, que ciertamente se puede asemejar a los lugares propicios en donde suele invernar habitualmente (sur de Rusia, Ucrania, litoral Báltico...) es decir lugares llanos, amplios, con hierba y preferentemente junto a la costa.
Puede ser que nuestros lapones incluso no vengan del viejo Continente y en cambio sean aves procedentes del lejano Canadá o de Groenlandia, llegando algunos de estos ejemplares en migración a nuestra Europa occidental, sobretodo a las islas de la Gran Bretaña, Noruega, Bretaña etc. y quizás aún más despistados a nuestro litoral cantábrico.
No podía dejar pasar esta oportunidad de tener a los lapones a diez minutos de casa, teniendo por delante todo el fin de semana libre, además en un lugar tranquilo para la observación y con buen tiempo climatológicamente hablando, por lo que durante el sabado y el domingo les dediqué unas horas, pues sé que no va a ser fácil tener otra oportunidad así.
Desde el propio coche o bien detrás de la rueda de un tractor aparcado (incluso debajo de él) pude ir observando y fotografiando a los lapones y en definitiva a toda la fauna de alrededor que se fue dejando acercar, al principio de forma más tímida y desconfiada y al final casi pasando por al lado de uno.
Destaca de ellos un par de singularidades que al menos a mí y bajo mi percepción me llamaron la atención, por un lado ese caracter esquivo y desconfiado que ya comenté arriba, que hacía que cualquier movimiento ajeno al de las alondras pletorianas que lo rodeaban hiciera que levantara vuelo a la mínima, por ejemplo: paseantes y ciclistas a 20 metros de la finca, vehículos transitando por el camino, un chorlito entrnado de la mar volando y reclamando etc. Por no decir cuando apareció un cernícalo o un ratonero.
Otra particularidad es la querencia a un punto determinado del basto terreno pues aunque en un momento dado se marchara volando y se alejase cientos de metros, con el tiempo volvía volando directamente al mismo sitio.
Sorprende también observar que los dos lapones andan por separado cada uno a su bola, y es más cuando se juntan se pelean entre ellos, por lo que verlos a la vez era algo complicado y breve. 
Se ve que durante el viaje tuvieron sus más y sus menos....pero no deja de sorprenderme teniendo en cuenta que además es una especie gregaria (y más en esta época) que están a miles de kilómetros de su zona habitual y que seguramente sean ahora mismo los dos únicos lapones que haya en todo el litoral cantábrico. De tal manera que uno de ellos se movía como una alondra más (de un grupo de unas 10-15) y por otra parte el otro lapón iba y venía con un pequeño grupo de pardillos (6) y bisbitas. 
Al margen de todo esto durante las horas que estuve en esos dos días los lapones además de desconfiados y esquivos parecían venir con bastante apetito, pues no paraban quietos un segundo alimentándose de lo que se iban encontrando por el suelo. 
En las horas centrales del día, en la que la actividad de las aves generalmente suele bajar considerablemente, era llamativo ver a casi todas las aves quietas y agazapadas en el suelo y mientras tanto los lapones dale que te pego a comer de aquí y de allí.
En definitiva, he disfrutado un montón de esta observación (gracias Luis!!). Os dejo un par de vídeos de la especie: 
Espero que os haya gustado la entrada de hoy. Cómo siempre: gracias por las visitas y comentarios recibidos.