23 de septiembre de 2015

LA GOLONDRINA DAÚRICA. (Hirundo daurica)

Hola amigos/as!!
Hoy os traigo una entrada que fotograficamente hablando no es una maravilla sinceramente, pero sin duda a mi me parece bastante interesante dado el tipo de ave y el sitio en dónde están tomadas las fotografías. Así que hoy vamos a hablar (un poco) de la Golondrina daúrica ("Hirundo daurica" o tb. actúa en concierto bajo el nombre artístico de: "Cecropis daurica").
La pariente lejana de nuestra conocida Golondrina común cómo la mayoría sabreís es un ave que recientemente ha colonizado nuestras tierras procedente de África, aunque ya en el 1.921 se observó por primera vez en Cádiz. Poco a poco parece que ha ido llegando hacía el frío y montañoso Norte, zona que aparentemente nos puede parecerle no muy propicia ya sea por nuestro clima húmedo o nuestra complicada orografía
Sin embargo a la daúrica parece que nada se le ha ido resistido, quizás influenciada por el famoso cambio climático que estamos sufriendo; menguan las Golondrinas comunes (se habla de un descenso entorno a un 40%) sin embargo aumentan las observaciones de las dáuricas.
Tal vez en mi opinión sea uno de los mejores representantes alados para que el público general (no ornitólogo) comprenda que algo está cambiando en nuestro clima últimamente, pues a diferencia de otras aves desconocidas que tb. nos están colonizando, sin embargo todo el mundo conoce a las Golondrinas. No hay nada mejor que ver un mapa para comprender todo esto:
Golondrina común:
Golondrina daúrica:
Cómo veís desde abajo va colonizando poco a poco los territorios norteños, aunque su zona óptima se ve claramente que es el Sudoeste español (Andalucía occidental 67% de la población y Extremadura central 11%) Madrid o el Levante (7%). En Asturias, parece que la primera pareja se establece en el año 1.999, concretamente en el llamado "Puente del Estado" próximo al embalse de Doiras (Boal) en el "lejano" suroccidente astur
Llamparego
A partir de ese momento se inicia una búsqueda de nidos y avistamiento de parejas fundamentalmente en la Cuenca del Navia, en dónde se encontraron nidos antiguos de esta especie, se entiende por tanto que las daúricas ya habrían criado en años anteriores sin haber sido detectada. 
En el año 2.001 por ejemplo se observan en Proaza, año 2.004 Boal, Grandas de Salime, Ibias, Villaviciosa, Ribadesella y Valdés. Año 2.005 en Caso, año 2.006 Caravia, Pola de Laviana y Tineo. En el 2.008 Castrillón y Siero. En el 2.010 Coaña, El Llano, Grao Navia, Pesoz y Oviedo. Año 2.011 Allande o año 2.013 en Corvera.  
Por un lado esta reciente "colonización" parece venir en Asturias desde Occidente hacía el Oriente o utilizando algún tipo de corredor, cuenca fluvial etc. Por otro lado esta expansión también parece ligada en algunos casos a la construcción o finalización de los viaductos y puentes de la recién terminada (tras 25 años de obras...) Autovía del Cantábrico, pues es en aquellas estructuras hormigonadas que nos han ido también "colonizando", en dónde comienzan a verse los primeros nidos de la especie. 
Por último parece que en la mayoría de las ocasiones realizan un anidamiento errático, no siendo tan fiel como nuestra Golondrina común a un mismo nido/lugar que repite año tras año, de tal manera que la dáurica suele cambiar de emplazamiento con frecuencia siendo más errática que la común.
Con estos datos y viendo su cronología de observaciones era evidente que más tarde o más temprano llegaría a mi querido Oriente asturiano (en el año 2.004 ya se observó una pareja y nido en la cercana Ribadesella). Quizás el hecho de no tener terminada la autovía del cantábrico en este tramo hasta este mismo año hizo que las daúricas en años anteriores no tuvieran su estructura favorita para anidar y en esta zona pasaran de largo, dado que precisamente coincide inagurar este pasado invierno el tramo pendiente de autovía y un par de meses después ya estaba instalado el primer nido en un túnel.
El 27 de junio un buen ojo y la fortuna del perderse por los recién estrenados enlaces de Colombres-Unquera hizo que Gorka Artíguez observara la primera Golondrina daurica más oriental de Asturias, en el último concejo (Ribadedeva) dónde anteriormente no se había registrado aún y en el mismo límite provincial, dado que casi si saltas a pies juntos ya aterrizas en la vecina Cantabria. Se trata por tanto de la pareja más oriental de Asturias
En Cantabria parece que este año también ha comenzado a reproducirse en el viaducto de los Arroyos, en Molleda (centro de Cantabria) y ya en el 2.008 había una pareja anidando en la provincia de Burgos a apenas 500 mts de la "frontera".
Ilustración cortesia de la SEO:
A 15 minutos de mi "campamento base" veraniego no podía dejar pasar la ocasión de hacerles un par de visitas. Ya posicionado en la zona no me costó mucho encontrar el característico nido con forma de botella y su caracteristica entrada tubular, dado que ciertamente tampoco abundan en el lugar los viaductos o túneles. Es curioso observar el nido con detalle y ver cómo a base de bolitas de barro que transportan con el pico en solamente 8-15 días son capaces de terminarlos por completo.
También fijaros en el detalle de las diferentes tonalidades de barro que van utilizando en dicha construcción, me imagino que extraído de diferentes zonas y en diferentes tiempos, por lo que la composición y el color del barro al ir secándose son diferentes, pudiendo observarse perfectamente ,al igual que en una ruina antigua, las "fases" constructivas y su cronología. He leído que la puesta puede comenzar incluso sin haber terminado el nido, de tal modo que mientras un ejempar incuba dentro, el otro se dedica a ir tabicando.
Al poco de llegar allí aparecieron la pareja de susodichas golondrinas volando a ras de prao recién segado enfrente al viaducto. Para no ser un experto "pajarero" reconozco que nada más verlas "cantan" a la vista de que no estamos ante nuestras Golondrinas de siempre, además parece ser que no les hacían mucho caso a éstas, dado que volaban siempre juntas y separadas del resto de familiares alados. 
El escaso tiempo disponible y un día gris hicieron que las primeras fotografías no fueran gran cosa, pero conociendo cómo se las gastan esta familia tampoco esperaba gran cosa al ver las fotos en casa. En cambio sí iba ya mentalizado a pasar un buen dolor de cervicales y una pérdida de paciencia inmediata al ver que las fotos salían movidas, con medio pájaro fuera del encuadre o que simplemente era imposible fotografiarlas en vuelo y no me daba tiempo a disparar (ya digo: lo típico en esta familia...). 
Además el hecho de no verlas entrar o salir del nido en el tiempo que estuve por allí me sirvió de escusa perfecta para volver allá, aprovechando una visita al vecino y ya cántabro municipio de Val de San Vicente, con mejor luz, más tiempo e infinita paciencia.  
Al princio en esta segunda visita solamente veía a un ejemplar volando en solitario por el "prao" por lo que al acercarme al nido por la vía del tren y el consiguiente ruido de las piedras al caminar salió del nido la otra golondrina. Me sorprendió de que se asustara al oir mis pasos dado que el nido era inaccesible y estaba a cierta altura, tampoco es que yo hiciera un ruido exagerado (el típico de andar por las vías) y posteriormente observé que en cambio no se inmutaban por el paso ruidoso de vehículos por la autovia por encima y los trenes por debajo.
Vista en vuelo el ave destaca por el color azul oscuro "metálico" en contraste con el color ocre del obispillo, pecho y garganta. Además incluso para un novato como yo al verlas volar te llama la atención que lo hacen de manera más pausada que la Golondrinas comunes y de una forma quizás más parecida al vuelo de los Aviones. Parece que además otra de las diferencias es que no le deben de gustar mucho los humanos, cosa que comprobré en persona como os acabo de contar, así que decide anidar en zonas no muy humanizadas, prefiriendo por ejemplo zonas de campos abiertos. Abajo foto del entorno por el que se mueven las Golondrinas, que ciertamente es eso: un campo abierto.
Una hora después de observarlas te das cuenta de que más o menos realizan un mismo circuito, van y vienen por el mismo sitio, dan la vuelta en un punto concreto para posteriormente volver al mismo punto de inicio, así una y otra vez alternando un vuelo potente seguido de un planeo, momento este que aprovecho para darle caña a la ráfaga de la Nikon y ver si sale algo decente... cosa complicada con Aviones, Vencejos y Golondrinas varios.
Este ave se encuentra muy extendida en África especialmente en el Noroeste del continente (ver mapa de abajo), sin embargo en Europa se encuentra localmente en el Sudeste francés y Córcega, en Italia (Isla de Elba, Cerdeña), sur de los Balcanes y en Estado español. A partir del mes de marzo comienzan a llegar los primeros ejemplares, pero no es hasta abril cuando llega el grueso de la población reproductora
Tras reporducirse comienzan a marcharse en el mes de septiembre, siendo octubre cuando nos deja la mayoría de individuos. El lugar de destino invernal parece ser la zona de Senegal y Nigeria, llegando incluso hasta El Chad. No podemos olvidar que tb. tiene distribución asiática (India y el Sudeste asiático).
La golondrina dáurica se reproduce más tarde que la G. común, también tiene un carácter más disperso a la hora de anidar y cuando le da por formar colonias éstas no son muy numerosas. El primero de agosto allá estaba nuevamente el menda echando un ojo a la pareja cuando fijándome un poco vi que se asomaban por fuera del nido las puntas de la cola de una de las dauricas:
Esta vez fui caminando por el propio rail a modo de equilibrista sin hacer ruido; buena señal cuando ví al ave dentro, y más cuando afuera por los prados el otro componente de la familia trataba de reunir en su pico la mayor cantidad de insectos que iba barriendo:
Así que viendo el panorama me retiré del lugar rápidamente no sin antes dejar constancia de que efectivamente la pareja de Golondrina daúrica habían logrado criar con éxito. Abajo en la fotografía podemos apreciar como la golondrina extrae del interior del nido un saco fecal tras entrar a cebar:
Posteriormente viendo lo delicado del momento, la situación del nido y lo recelosas que se mostraban, no quise interferir en la crianza de esta pareja que se acababa de establecer en el concejo.A partir de ese momento los avistamientos fueron menos frecuentes y a distancia, sin entrar en el túnel. 
Al final la pareja logró sacar adelante al menos un pollo, seguramente fueran más pero yo ya no pude acercarme más al lugar. Esperemos que dado que los viaductos y túneles han proliferado en el Oriente como las setas, al menos sirvan de cobijo y lugar de anidamiento para este tipo de aves y en el futuro contemos con más parejas de esta bonita y por nosostros desconocida ave.
Espero que os haya gustado la entrada de hoy, cómo siempre: gracias por los comentarios y visitas.

15 de septiembre de 2015

PICO DORSIBLANCO (Dendrocopos leucotos)

Hola de nuevo amigos/as
Regreso de una etapa de mudanzas, nuevo hogar y finalmente unas merecidas vacaciones y con ello: llega la literal "desconexión" a la que gustosamente me someto tradicionalmente durante unas semanas. Espero que me disculpéis, pues no he tenido el suficiente tiempo ni los medios apropiados para mantener el blog todo lo actualizado que me gustaría. Tras esto vamos al lío: en Asturias tenemos la suerte de contar en nuestros bosques con casi todos los representantes de la familia de los pícidos:
- Contamos con el bello y verde Pito real (Picus viridis) el “rey pícido” de las campiñas y de los parques urbanos más tranquilos; ave grande y de bellos colores que jamás me canso de observar y que en alguna ocasión he tenido incluso entre mis manos:
Visto de cerca sorprende la gama de tonos amarillos y verdes de su plumaje, las grandes uñas que tiene para sujetarse firmemente y las plumas duras de las rectrices de la cola, apoyo fundamental para poder sujetarse verticalmente al tronco.
- También con el “deseadoPicamaderos negro (Dryocopus martius) habitante de los mejores y últimos hayedos montanos. Ave que poco a poco a mi me parece que va recuperando terreno antaño perdido, e incluso a veces lo encontramos en hábitats que se presuponen no muy apropiados teóricamente para esta especie.
Pese a esto no quiere decir que sea fácil de observar dado que aún su número es escaso, su caracter tímido y silencioso tampoco ayudan mucho y se mueve por amplios territorios, a veces no muy accesibles.Fuera de la época de cría (o en invierno) puede cambiar de hábitat y bajar a valles, zonas de riberas de ríos etc.
Del tamaño de una corneja, impresiona ver de cerca su tamaño, su pico o las pedazo de patas que gasta:
- Tenemos el por todos conocido Pico Picapinos (Dendrocopos major) el más común y "todoterreno", incluso lo he visto en mitad de un yermo eucaliptal; mis cajas-nido lo suelen padecer de vez en cuando, pues es especialista en depredar nidadas de páridos.


- O con el escasísimo y bonito Pico Mediano (Dendrocopos medius) el cuál seguramente a corto/medio plazo esté a punto de extinguirse en Asturias, dicho así suena fuerte pero la realidad es tal cuál la cuento...
Es junto con el Pico dorsiblanco uno de los “especializados” de la familia, es decir: necesitan un hábitat muy característico y determinado, si por los motivos que sea no lo encuentra literalmente: desaparece y desde luego no vuelve a corto plazo…
Por desgracia en Asturias no hemos sabido darle ese entorno dado que los intereses ganaderos (animales casi todo el año en régimen de semilibertad, pisando, rascando y comiendo los brotes de los bosques), cinegéticos (venados o batidas de caza, medias vedas...) y especialmente madereros (talas agresivas sin control/planificación, apertura de pistas, plantaciones de pino y sobretodo eucaliptos…) han ido acabando rápidamente con los espacios óptimos.
Sumado y combinado a otros factores (incendios, sobreexplotación de los recursos etc.) literalmente se han destrozado, fraccionado e incluso desaparecido los mejores ejemplares de árboles en nuestros hayedos y robledales asturianos, por lo que el ave ha quedado reducida a la mínima expresión o a lugares inaccesibles. Además de estos problemas hay un problema grave especialmente para la vida de un pícido: la ausencia de madera muerta en pie o en los suelos del bosque. Problema serio porque evidentemente esto no se recupera en un par de años plantando robles centenarios, repoblando con hayas maduras o dejando tocones podridos por los suelos de los bosques. 
Tienen que pasar muchas décadas para que el árbol envejezca y se pudra, para que el rayo caiga sobre él o quizás una gran nevada o temporal rompa y tronche sus ramas, dejar pasar el tiempo y pudrirse y que seguidamente todo un ejército de insectos y larvas lo colonicen, sirviendo de alimento a su vez al gran pícido.
- También quedaría hablar del diminuto Pico Menor (Dendrocopos minor) para mí el verdadero "fantasma" de la familia, pícido tímido y que pasa desapercibido en los lugares que habita. En estos años solamente he podido verlo fugazmente en una sola ocasión hace un par de años en uno de sus lugares clásicos en la zona central de Asturias, pero sin posibilidad de fotografía por lo que no puedo ilustraros (por el momento) a esta simpática especie por mucho que he intentado buscarla.
- Por último quedaría hablar del Torcecuello (Jynx torquilla) enigmática ave que por su espectacular plumaje y sus extrañas costumbres no deja indiferente a nadie.
Aparentemente es el menos carpintero de los pícidos, el más atípico dado que por ejemplo no taladra árboles con su pico, su plumaje críptico lo diferencia del resto de la familia (generalmente con partes del plumaje llamativas) o cuando el Torcecuello se sube a los árboles se posa como el resto de aves
Además de todo esto que ciertamente lo alejan un poco de las costumbres pícidas, es el único migrante de la familia, por lo que no reside aquí todo el año sino que nos visita ya sea para criar en primavera o por el contrario aparece durante los pasos migratorios.
Europa cuenta actualmente con once pájaros carpintero, en el país español hay siete de ellos y en Asturias contamos de momento con los seís que acabo de citar. Por lo que si queremos ver el que nos falta no queda otra que salir de la Patria e irse a España para terminar casi en Francia, hablamos del Pico dorsiblanco (Dendrocopos leucotos) que además se trata del más amenazado, escaso y localizado de los pícidos españoles con un último reducto en el que habita: el Pirineo navarro. Así que os presento al Pico dorsiblanco:
Ye broma, pero ya os anticipo que verlo vivo: lo vi. 
En el año 1.965 Vaurie estableció dos subespecies diferentes para el P. dorsiblanco, por un lado el Dendrocopos leucotos leucotos que habita en el oeste europeo continental, siendo éste dorsiblanco el que realmente tiene eso: el obispillo blanco. Y por otro lado el Dendrocopos leucotos lilfordi, que es el propio de la Península IbéricaUno de los primeros estudiosos de los "lilfordi" pirenaicos fue Purroy, quién allá por los años 70 se dedicó a patear los grandes hayedos pirenaicos buscando dorsiblancos y estudiándolos detenidamente; en resumen de sus andanzas el hombre no parecía muy optimista pues hacía una estimación de solamente unas 15 parejas. 
Hay que tener en cuenta de que en aquellos tiempos no había los medios con los que contamos actualmente ni tampoco se prospectaron todos los lugares, sino solamente los sitios que ya de mano se sabía que habitaba la especie, por lo que en definitiva quedaría mucho terreno sin prospectar. En 1.994 (cómo quién dice hace cuatro días…) se comienzan a realizar censos específicos de la especie y finalmente en el año 2.002 se hace una estimación total de unas 78-95 parejas en la Península Ibérica.
El dorsiblanco se distribuye por la vertiente meridional del Pirineo occidental ocupando los mejores hayedos entre los Valles de Ansó (Huesca) y Bertizarana (Navarra). Por lo tanto se le asignan aproximadamente unos cinco núcleos importantes, destacando la Selva de Irati, Quinto Real o incluso una población aislada en el Señorío de Bértiz. 
Cómo se puede ver en el mapa en apenas 1.300 kilómetros cuadrados se distribuye toda la población ibérica de este ave, actuando cómo “efecto refugio” para el bicho. 
Mapa de la SEO:
Pese al escaso número de parejas la tendencia es que la población parece estar estabilizada en cuánto a efectivos, además parece ampliar su territorio hacia el oeste, todo lo contrario que lo que sucede al otro lado ,en la parte de Huesca, en dónde se reduce la presencia del ave a una sola pareja, o mejor dicho ya quizás ninguna (en el anterior censo eran 3 las parejas y se pasó a una sola en el siguiente censo). La altitud en la que se mueve el “pajarraco” varía desde los 400 metros (Bértiz) hasta los 1.700 mt. (Larra) aunque lo habitual es que los territorios estén situados entre los 800 y los 1.200 metros de altitud
Abajo foto resumen de un poco de estudio sobre el ave antes de salir de casa, para saber por dónde pisamos y conocer a la especie:
En los Pirineos el pico dorsiblanco habita bosques puros de hayas o bosques mixto de hayedo-abetal (hasta un 84% de presencia de la especie en algunas localidades) pero siendo el haya siempre el árbol dominante. También aparecen otras especies como el Pino Negro o el Pino Albar. En definitiva el biotopo más utilizado es el del hayedo puro (54%) seguido de hayas mezcladas con abetos (43%) y el 3% restante con presencia de robles.
Dentro del hayedo tienen preferencia por las laderas pendientes, pero al igual que sucede con otros pícidos, en realidad se debe más bien a que las mejores masas boscosas conservadas hoy en día son precisamente las que se han conservado gracias a estar incomunicadas, en laderas agrestes y empinadas, dado que al pájaro parece que le es indiferente si el hayedo está en llano o en pendiente. Lo que sí parece importarle es que exista una buena densidad de hayas de buen porte además de otras especies cómo por ejemplo los abetos e incluso avellanos, pues como descubrió el propio Purroy por ejemplo las avellanas constituyen una fuente de alimento complementario.
La clave parece consistir en que la gestión forestal del hayedo haya sido la adecuada, que no haya sido sobreexplotado y que contenga un factor determinante y que lo diferencia de los demás: la abundancia de madera muerta tanto en el suelo cómo en árboles en pie podridos. El 90% de la población de la especie habita dentro de un espacio actualmente con alguna figura de protección y solamente una mínima parte (un 10%) de la población lo encontremos en zonas libres de protección.
Se estima que cada pareja de dorsiblancos necesita al menos 9-10 Ha. de bosque óptimo para poder reproducirse, eso nos da la medida de lo complicado que debe de resultarle al pajarraco encontrar un hábitat apropiado incluso dentro de un basto hayedo bien conservado y de por qué es considerado un ave bioindicadora del estado de nuestros bosques.
El dorsiblanco por lo tanto necesita un entorno muy especifico, tan especifico que incluso en bosques cercanos a los que habita ,y que aparentemente reúnen unas condiciones apropiadas, sin embargo o no está el bicho allí o ya ha desaparecido sin conocer una causa aparente. Tal es así que por ejemplo en hayedos que hace más de 50 años que no han vuelto a ser explotados desde entonces aún no son aptos para volver a albergar a la especie. Cómo veis aquí los errores del pasado (y los que estamos cometiendo hoy en día) se pagan caros y además: a largo plazo. 
Puede decirse que cuando se marcha de un bosque es para no regresar nunca más. Durante siglos los bosques fueron uno de los recursos más utilizados por los pueblos, los señorios o incluso el propio Estado; todos ellos obtenían de ellos una gran variedad de recursos que iban desde la madera, caza, alimento, leña, refugio, carbón vegetal etc. Ellos mismos eran los encargados del cuidado y la protección con severas leyes que hacían que su aprovechamiento se transmitiera de generación en generación y de hecho muchos de los pleitos y pequeños conflictos en la Edad Media eran a consecuencia de la privatización o privación del uso de los mismos.
Senosiain confirma lo que propone Purroy y es que las parejas de P. Dorsiblanco generalmente se desplazan juntas por su amplio territorio, sin embargo se alimentan de manera diferente, los machos escogen la madera podrida y por tanto andan por los tocones o la madera podrida caída al suelo, las hembras por el contrario suelen ser más discretas y se mueven por las partes altas del árbol, por lo que de esta manera no compiten por el alimento dentro de un mismo territorio. Bicho listo...
Después de todo lo dicho ir desde Asturiasen caliente” hasta los Pirineos a buscar un ave escasa dentro de la inmensidad del bosque y además en la peor época del año (Agosto) en medio de la última ola de calor de verano... Desde luego no parecía que fuera una empresa fácil la que me había propuesto en esta ocasión.Cualquier ser vivo con esa temperatura + humedad propia del bosque permanecía refugiada en el interior del bosque, sin apenas actividad ni movimiento:
Llegar hasta los hayedos de Nafarroa no es complicado dado que cuentan con buenas carreteras de montaña, buenos paneles indicadores y señales en buen estado de conservación etc. que sinceramente son la envidia de lo que tenemos montado nosotros en nuestro "Paraíso Natural". El problema viene cuando llegas al propio bosque porque: ¿por dónde empezar cuando estás fuera de tu hábitat, en un lugar desconocido que es de los bosques más grandes de Europa buscando a una de las aves más escasas y que encima el ave sea un pícido?.
Reconozco que perdí muchas horas en el error de buscar estérilmente al ave dentro del gran hayedo, sudando la gota gorda para avanzar a través de las verticales laderas. La hoja de las hayas, abetos y demás especies tampoco ayudaban mucho a la hora de intentar observar lo poco que se movía por arriba en un mes de agosto. Pronto entendí que la mejor estrategia consistía en no buscar al ave dentro del hayedo (era cómo buscar una aguja en un pajar) sino que tal vez el éxito de la misión estaría en encontrar un buen entorno dentro del impresionante hayedo. 
Comienza a amanecer y la luz no es aún lo suficientemente buena cómo para distinguir bien las aves debajo de los árboles, desayuno sobre la marcha para no perder más tiempo y poder así entrar en calor rápidamente. Llevo "pateando" desde las 06.00h tras pasar una noche bastante “espartana” para alguien acostumbrado a dormir en un colchón, no llevo un rumbo concreto pues me muevo por las laderas buscando un lugar apropiado para albergar a los pícidos. Hace rato que ya he dejado atrás los senderos oficiales y abajo quedó todo lo prescindible (incluido el agua o la chaqueta) así que con la cámara a un lado y prismáticos en mano, avanzo alegremente en manga corta intentando eso sí hacer el mínimo ruido, fijándome lo máximo posible en todo lo que se mueva por los árboles.
A las 08.00h de la mañana encuentro un lugar diferente a lo ya visto anteriormente y que hace que me detenga, pues delante de mí se presenta una ladera bien orientada y lo suficientemente inclinada, poblada con erguidas hayas de buen porte, imposibles de abrazar, junto a ellas aparecen mezclados algunos espigados abetos blancos y también algunos desperdigados serbales. En el suelo intentan buscar la escasa luz que dejan las hojas de las hayas algunas matas de avellanoshelechos y hasta bojSobre este "atrezzo" aparecen los verdaderos protagonistas de esta película que me he montado: tres o cuatro troncos gigantes podridos, antiguas hayas que aún aguantan estoicamente en pie, pudriéndose poco a poco desafiando a los elementos y con fecha de caducidad. 
En los años que he "pateado" por casi todos los bosques de Asturias y parte de los Cantabria y alguno de Castilla y León, jamás he encontrado un lugar más apropiado para pícidos que este que tengo delante. En la maltrecha corteza de los viejos troncos se aprecian claramente las típicas marcas realizadas por los pícidos sobre ellos. Incluso aparece en uno de estos “tótems” abrasados a picotazos un viejo agujero realizado en el pasado por el Picamaderos negro. Desde luego los bichos se han empleado bien a fondo con estos troncos, perforándolos por todos sus lados, ya sea buscando alimento, realizando su nido o simplemente dejando un mensaje claro de quién manda allí. 
Mientras esperaba la aparición de cualquier ave asemejada a un pícido, los Agateadores y Trepadores se dedicaban a “jugármela" haciéndome saltar las revoluciones de la “patata” cada vez que se movían por entre las ramas, pero en un momento dado empecé a escuchar unos extraños y breves ruidos procedentes a mi espalda, concretamente de la parte intermedia de tres abetos que habían crecido mezclados juntos.
Para seguir aves en el bosque es importante tener fino el oído, esto es fundamental además de conocer de antemano los sonidos y reclamos que realizan los animales; con los pícidos esto se convierte en algo fundamental porque generalmente ,fuera de la época de celo, no realizan vuelos a campo abierto largos o muy vistosos, tampoco permanecen expuestos mucho tiempo a la vista y tienen preferencia por buscar las partes sombrías y ocultas de los árboles. Pasan por ser aves más bien discretas y que intentan pasar la jornada desapercibidas.
El sonido que procede de los abetos aunque no es claro, no me es familiar para mi oído y me pone en alerta rápidamente, tras unos minutos de incertidumbre sin poder poner la mano en el fuego el que fueran los dorsiblancos los que estaba viendo moverse entre las espesas ramas y las impermeables agujas de los abetos y con mucho miedo a que las aves se fueran volando lejos y no lograra confirmar su identificación, me fui moviendo de rodillas y despacio alrededor de los abetos procurando encontrar un hueco y una vista “limpia” y que me permitiera observarlos bien. Finalmente con paciencia y una cierta dosis de nervios pude lograr ver a la pareja y confirmar su identificación.
Simplemente con estas dos fotos de aquí arriba ya me habría conformado en aquel momento. Sinceramente lo primero que me llamó la atención fue su tamaño, me lo imaginaba más pequeño pero comparándolo con el picapinos el "dorsi" le saca centímetros, también al instante también me dio el cante su singular espalda:
Con ese barreado blanco tan característico de la especie y que incluso personalmente me parece más evidente de lo que pensaba o de lo que había visto en fotos o en las guías. 
También llama la atención lo largo y puntiagudo del pico, un verdadero arpón perforador de la madera, el bicho desde luego va bien “equipao”... 
Mientras la hembra literalmente a la hora desaparecía entre los abetos y no volvería a verla más en el resto del día, el macho por su parte comenzaba la jornada volando por delante de mío (eso ya para abrir boca y dar comienzo al espectáculo que me esperaba minutos después...) pasó volando tan cerca de mi lado dejándose caer ladera abajo que pude escuchar perfectamente el sonido de las alas batiendo el aire. 
Al escoger quedarme en ese sitio y no seguir caminando, había previamente examinado el suelo para evitar pisar ramas o piedras llegado el caso de tener que moverme. Aunque el ave evidentemente me había visto perfectamente desde el minuto uno, sin embargo no se asustaba por mi presencia, por mis movimientos con la cámara o por el sonido del obturador, sino que permanecía ajeno metido en su rutina: posarse en cada uno de los árboles elegidos, de cuando en cuando alimentándose, e incluso acicalándose el plumaje para dejarlo impecable. Lo había leído anteriormente, pero el bicho una vez superada la dificultad de encontrarlo, es confiado; muy del estilo del pico mediano, el otro "especialista" de la familia.
No siempre "murmura" (sin llegar a reclamar) sino que más bien permanece en silencio la mayor parte de la jornada, casi nunca está inmóvil sino que se desplaza continuamente por los troncos de los árboles, fundamentalmente avanza en vertical apoyándose en las rectrices duras de su cola y sujeto a unas fuertes uñas. Me sorprende que se pose con tanta frecuencia sobre las ramas y que permanezca un tiempo en ellas como hacen el resto de aves no trepadoras, lo más parecido lo he visto en algunos Picapinos en zonas en donde no había árboles de buen porte o en el Torcecuello.. Una muestra:
Cómo digo normalmente es un ave silenciosa aunque de vez en cuando “murmura” algo de mala leche, esto a veces es casi inapreciable por ejemplo si hace viento en ese momento y se mueven las ramas o si el ave está en una zona muy alta. 
En un par de ocasiones mis oídos de repente escuchan melodía al escucharlo relinchar, quizás en respuesta a otro macho territorial de otra zona distinta del hayedo que haya hecho lo propio segundos antes, pero yo no lo alcanzo a escucharlo desde mi posición, pero el bicho a veces veo que "se putea". 
Abajo: pájaro puteao inmóvil escuchando:
El ave está un tanto “picada” o pendiente de este “rival” por lo que además de “relinchar” de cuando en cuando, en un par de ocasiones hace una cosa bastante curiosa: vuela hasta al haya más alta y delgada del lugar, y cuando llega a lo que queda de una rama seca la utiliza de yunque para comenzar a tamborilear.
 
Es un tamborileo bastante peculiar ya que agudizando el oído se nota que va de más a menos pero con el pedazo de pico que gasta el bicho se escucha perfectamente incluso a de decenas de metros del lugar. Os recomiendo ver este vídeo que refleja lo que os acabo de contar:
El dorsiblanco ,al igual que otras aves, le dedica su buen tiempo al día a limpiar y poner en orden su plumaje, por eso aprovecha las horas muertas de la mañana para repasarlo minuciosamente, siempre “clavado” en vertical al tronco.
Cuando llega el medio día la actividad del ave baja considerablemente, ya no se mueve tan enérgicamente "a tirones" por los troncos, ni por ejemplo cambia de árbol con tanta frecuencia, ahora se queda quieto casi siempre en las partes no visibles y sombrías del árbol, pues el calor ya aprieta y la lista de enemigos debe de ser amplia para un ave de plumaje tan vistoso. Tampoco realiza ya ruido alguno, ni reclamos ni "murmullos".
Las hojas de los árboles no permiten seguirlo visualmente siempre, a veces desaparece y al rato vuelve a aparecer por alguna rama o por otro tronco cercano nunca muy lejano del anterior, pero ahora ya desaparece por espacios de cada vez más tiempo y si no fuera porque llevo observándolo continuamente desde las 08.00h de la mañana, juraría imposible que hubiera un Pico dorsiblanco encima de mi cabeza.
A veces aprovecha los rayos del sol que se filtran entre los árboles para "solearse" un poco primero por delante y luego por detrás. Mirar que cara de gusto pone el sinverguenza:
Llegado el momento me doy por satisfecho con lo vivido y me despido con cierta nostalgia de ver esta especie tan lejana de mi Asturias, deshago el camino hecho previamente al amanecer pero esta vez parando y saboreando los bellos rincones del bosque navarro, ya sin la presión de buscar y encontrar al ave, y con cierta envidia sana al comparar estos parajes con nuestros apreciados eucalitales asturianos. 
Abajo ya se escuchan las voces de los "sapiens" y sus crías, saludo a los primeros senderistas que me voy encontrando tras dos días internado en el hayedo mientras bajo por las laderas. Al dar la última curva, cuando se ve por última vez la amplitud del hayedo tras cruzar previamente el río, escucho del interior del hayedo el último relincho que además de servirme de despedida perfecta es de un ejemplar diferente al que he estado observando.
Finalmente me queda llegar al aparcamiento, reponer fuerzas y comer pensando en el feliz largo camino de regreso a mi país: Nafarroa, Vitoria, Bilbo, Santander y finalmente Asturies  pero con el objetivo gustosamente cumplido.
Espero que os haya gustado la entrada y resumen de mis vivencias con esta bonita ave. También espero no tardar tanto en actualizar esto y por cierto para la próxima toca hablar de pelo, que lo tengo un tanto abandonado.
Un saludo y gracias por los comentarios y visitas.